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Voto de Ford Farleine:
7
Ciencia ficción. Aventuras Último capítulo de la trilogía de precuelas de Star Wars, en el que Anakin Skywalker definitivamente se pasa al lado oscuro. En el Episodio III aparece el General Grievous, un ser implacable mitad-alien mitad-robot, el líder del ejército separatista Droid. Los Sith son los amos del lado oscuro de la Fuerza y los enemigos de los Jedi. Fueron prácticamente exterminados por los Jedi hace mil años, pero esta orden del mal sobrevivió en la clandestinidad. (FILMAFFINITY) [+]
11 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras las dos primeras entregas de la nueva trilogía (o de la antigua, si hablamos de criterios cronológicos) francamente decepcionantes, descubrimos que esas casi seis horas, algunas de ellas bastante aburridas, nos trajeron a un lugar no por ya conocido, menos emocionante.
Esas películas llenas de personajes odiosos (ese Jar Jar Binks que estará en el infierno, si hay justicia), de interpretaciones lamentables (no perdonamos aún a Hayden Christensen) y de pantalla azul por un tubo, se perdonan cuando aparece el gran Obi-Wan Kenobi retando a Anakin a un duelo ineludible y legendario. Vale que nos dejó un poco aturdidos ver a Joda pegando brincos como si fuera un saltamontes, de acuerdo que tampoco se entiende muy bien cómo los todopoderosos Jedi no hacen nada ante el terrible sino que se les viene encima, incluso que la primera aparición de Darth Vader termine con ese alarido; pero ni siquiera esa sensación pudo superar a la expectación de ver el duelo, de ver a Anakin convertiré poco a poco en el villano más reconocible de la historia del cine y que está dentro del imaginario popular (a pesar de la interpretación de Hayden Christensen) y tampoco es fácil olvidar esa escena en la que Anakin acaba con todos los niños Jedi; el nacimiento de los mellizos, el destino de Padme, la aparición de Vader, la llegada del Emperador... tantas escenas que habíamos imaginado, que habíamos soñado y que tantas veces habíamos oído y que no decepcionan.
Sólo nos puede decepcionar el careto de Hayden Christensen, incapaz de expresar la infinidad de emociones que deben invadir a Anakin, con una interpretación en la que nos presenta a un personaje complicado, lleno de matices, un niño asustado con un gran poder como un nene malcriado, mimado y consentido; incapaz de controlar sus rabietas, en lugar de ser un hombre cuyo miedo y dudas dan paso al lado oscuro, a ese reverso tenebroso que todos llevamos dentro y que sólo necesita un empujón para salir.
"Anakin, tú debías traer el equilibrio a la Fuerza, tú eras mi hermano" dijo el gran Obi-Wan, tras dejarlo hecho cisco. Apoteósico. Mereció la pena todo lo visto, incluso el caballo parlante más cargante que el copón de los huevos ese.
Ford Farleine
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