La película no será una obra de culto, pero hace una crítica brutal e implacable de la sociedad tan hipócrita en la que vivimos donde todos somos pacifistas y a nadie le importa exportar la guerra, siempre y cuando no sea en nuestro patio.

Una familia acomodada que al tener sus segundos hijos (gemelos) relega a su primer vástago a un segundo plano el cual se refugia sin ningún tipo de control en la cultura de la televisión donde atraído por su tremenda propaganda se siente cómodo en el arte de la violencia. Una violencia retrasmitida 24h sin ningún tipo de criterio y absorbida por una mente sin ningún filtro.

El mismo lleva a cabo esa violencia y es cuando la hipocresía de esta sociedad choca con toda esa cultura televisiva; Donde se le dice cómo ha de actuar sin educarlo y cuando no es como el resto se ejerce contra él la violencia institucional, sin llegar al fondo del asunto.
No se puede educar desde la hipocresía, es un error pretender que alguien siga unas normas para no ser violento cuando se usa la violencia para que las siga.