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Voto de Genon:
6
26 de enero de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de visionar esta película os recomiendo que leáis algo acerca de la vida del contraespía norteamericano James Jesús Angleton, que es la inspiración del personaje Edward Wilson interpretado por Matt Damon. Si no lo hacéis, es fácil que en algunos momentos perdáis el hilo argumental de una película construida con una sucesión de flashbacks a partir del desastre de la fallida operación anticastrista de Bahía de Cochinos, que puso de relieve los fallos estructurales con los que había nacido la CIA.
La inexpresividad del personaje de Matt Damon me parece exagerada, así como su invariable aspecto físico durante un periodo de tiempo de 22 años (de 1939 a 1961): ni una sola cana, ni entrada, ni arruga, ni michelín durante todo ese tiempo. Resulta del todo inverosímil verle junto a su hijo veinteañero. Es una película muy lenta y algo liosa.
La película transmite un mensaje sin esperanza para quienes entran en la Agencia: la Agencia está por encima de la familia, de la propia vida, está por encima de todo. Todos aceptan con resignación el destino que se les marca. La CIA les devora a todos sin remisión posible, pero nadie desde dentro rechista, nadie puede pedir cuentas a Dios.
Parece claro que el Estado es 'el buen pastor' y nosotros sus inocentes ovejas a quienes hay que proteger para que podamos dormir tranquilas y calientes en el establo.
La inexpresividad del personaje de Matt Damon me parece exagerada, así como su invariable aspecto físico durante un periodo de tiempo de 22 años (de 1939 a 1961): ni una sola cana, ni entrada, ni arruga, ni michelín durante todo ese tiempo. Resulta del todo inverosímil verle junto a su hijo veinteañero. Es una película muy lenta y algo liosa.
La película transmite un mensaje sin esperanza para quienes entran en la Agencia: la Agencia está por encima de la familia, de la propia vida, está por encima de todo. Todos aceptan con resignación el destino que se les marca. La CIA les devora a todos sin remisión posible, pero nadie desde dentro rechista, nadie puede pedir cuentas a Dios.
Parece claro que el Estado es 'el buen pastor' y nosotros sus inocentes ovejas a quienes hay que proteger para que podamos dormir tranquilas y calientes en el establo.