Casey Affleck y Rooney Mara (2 actores que me encantan) dan vida a una joven pareja en donde ella tiene la necesidad de mudarse de la vieja casa en la que viven. Él parece un poco más renuente a esta idea, ya que se siente conectado con los recuerdos que se encierran en esas cuatro paredes. La tragedia termina tomando una decisión, él muere en un accidente de auto, y estando todavía en la morgue se transforma en un fantasma (si, con sábana y todo) que decide no seguir por el camino de la “vida eterna” y volver al hogar donde vaga y atestigua el dolor y la depresión de su amada. No hay contacto ni conexión alguna, él sólo puede observar cómo pasa el tiempo y como ella va atravesando las diferentes etapas del dolor hasta aceptar la pérdida y seguir adelante con su propia vida.
Una historia de fantasmas es una propuesta más que arriesgada de su director David Lowery, una propuesta que intenta ser un reflejo de nuestra existencia en este mundo. La palabra clave aquí es “intenta” ya que si bien me llego su mensaje (o el que creo que fue su mensaje), su película se convierte en un letargo que por momentos se hace muy difícil de seguir viendo. Si bien a mí me gustan las películas lentas, ya que disfruto de los pequeños detalles de la historia y los matices que pueden llegar a mostrar sus personajes, en este film hay secuencias que de tan largas ya se vuelven exasperantes y no ves el momento que pase a otra escena.
Sin embargo, Una historia de fantasmas me ha parecido una cinta interesante, que hay que mirar con mucha paciencia pero que puede hacernos reflexionar sobre lo corto y esporádico que puede ser nuestro pasar por este mundo y sobre todo, el recuerdo que dejamos en las personas que se quedan de este lado.