14 de agosto de 2017
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A la anciana Miss Daisy (una judía de sangre germánica) se le prohíbe, por el bien de la comunidad, que vuelva a conducir en coche. A pesar de la oposición de Daisy, su hijo contrata a Hoke, un chofer de color que tampoco es ningún jovencito. A partir de aquí las dos personalidades (sobre todo la de la maniática abuela) van progresivamente cambiando desde una abierta hostilidad hasta una cariñosa dependencia. En esa evolución se lucen los actores tanto que no se sabe quién lo hace mejor, si Jessica Tandy, desde su obsesiva persecución contra los que la critican a sus espaldas o por su comportamiento en el vehículo; o Morgan Freeman, como el paciente, pero firme chofer que maneja todo un atractivo desfile de vehículos a lo largo del metraje que hará las delicias del aficionado.
En su momento a este film se lo catalogó de "sobrevalorado", en gran parte por los 4 premios Oscars que ganó. No se si mereció o no todos esos galardones, pero de lo que si estoy seguro es que "Paseando a Miss Daisy" no merece el cartelito de "film sobrevalorado" y en su lugar merece el de buena película.
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