Entretenimiento inofensivo y politicamente correcto para mayor gloria de una de las parejas de actores más rentables de los 90. Meg y Tom no decepcionan a quienes simpatizamos con este tipo de productos que solamente aspiran a hacer pasar un rato agradable, sin otra pretensión que no sea la de entretener. Dicho así puede parecer incluso fácil, pero a juzgar por las cientos de comedias tontorronas que nos llegan del otro lado del Atlántico, yo diría que no lo es en absoluto. Es más, me atrevería a decir que nada es más dificil que hacer cine convencional de calidad.
Pues eso amigos, hace 16 años la gente guapa de New York se ilusionaba con comunicarse via internet. Pocos podían imaginar entonces, que en apenas una década esto degeneraría hasta el punto de que cualquier hijo de vecino contaría con centenares o millares de amigos en Facebook. Las redes sociales acabarían con la magia de recibir un correo electrónico.
Sin embargo, el encanto de escribir o recibir una carta sigue ahí.