Películas de los noventa del prolífico y versátil Steve Miner, pues de pronto te saca una peli de terror como Viernes 13, como una comedia tonta como Harvard, movida americana.
En esta ocasión, tiene una historia que contar verdaderamente interesante. Daniel McCormick, un hombre sin nada que perder ni nada por lo que luchar, se somete voluntario para un experimento de crioestasis. Cincuenta años después despierta y se enfrenta a un mundo totalmente nuevo para él.
Esta historia encierra numerosos puntos para sacarle un buen jugo, como la diferencia de valores, tanto personales, como sociales y familiares que se dan en una misma región pero con cincuenta años de diferencia, Daniel es en verdad un "carroza" pese a su juventud. Pero Miner no le saca jugo.
El cambio radical que sufre Daniel, que no tenía nada por el que vivir, descubre nuevos anhelos por el que seguir viviendo de la mano de una nueva familia, pero Miner no le saca jugo.
La agonía de Daniel, que descubre una nueva vida cincuenta años después pero que le es arrebatada en un suspiro debido al terrible efecto secundario de la crioestasis, que es el envejecimiento acelerado. Pero Miner no le saca jugo.
El papel del niño Nat (Elijah Wood), que no tiene padre y ve en Daniel lo más cercano a éste y su referente masculino, pero Miner no le saca jugo.
Las notables diferencias sociales y de valores que ocurren tras cincuenta años, , pero Miner no le saca jugo.

Siendo verdaderamente críticos, el guión de Jeffrey Abrams (Lost) es sobresaliente y lo tenía todo para hacer una gran película, pero Miner, y los actores, fallaron en todo, transformando una fabulosa historia en una película moña, aburrida, lenta, sensiblera y banal.

Y la manera en que los críos descubren a Daniel ¡por favor!

Mala, sin dudas.