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Voto de Prudencio Hernández Jr:
7
Cine negro. Thriller Skip McCoy (Richard Widmark), un ratero de poca monta, atraca a una mujer llamada Candy (Jean Peters) y se apodera de un valioso microfilm que contiene secretos de estado. Pero Candy estaba bajo la vigilancia de agentes del gobierno, por lo que Skip se convertirá en sospechoso de espionaje... (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una olla casi llena con un carterista, una delatora, policías, agentes del FBI, espías, un subversivo, y una amiguita muy ambigua, todo con un trasfondo de cine negro. A estos personajes se le puso a fuego lento y salió un guisado con distintos gustos según quien la comiera.
Con respecto a la fotografía es excelente y la dirección de Samuel Fuller impecable, pero sí discrepo con el no creíble tratamiento de algunos personajes que en la realidad no existen, no podrían existir en el mundo real, si es que se le quiere trasladar de alguna forma a un mundo real; empezando por el personaje que encarna Thelma Ritter que en los suburbios de cualquier ciudad, de cualquier época un informante así no hubiera durado ni media hora, por su expuesta "venta" de los "trabajos" de siniestros personajes sin alma y sin escrúpulos, no delataba a principiantes solamente. Por lo tanto ese personaje es solo de ficción. El ratero de Richard Widmark bien caracterizado con un cierto encanto intimidante, pero tenía que haber sufrido un poco de menos brillantez en su aspecto, y más desalineado, demasiado prolijito para las características de su "trabajo" y de ser un perdedor, creo que con un cambio de vestuario más oscuro cuando era carterista en los metros, hubiera sido más creíble que con su traje impecable muy claro (que nunca se sacó a lo largo de todo el film), que no hacía juego con la destartalada y lúgubre casilla de madera sobre el mar en la que vivía, por ejemplo.
Así se puede desmitificar muchas otras cosas que fueron tomadas a la ligera como la torpeza del FBI (un ratero de poca monta tenía siempre más información que ellos), policías sometidos al borde de la corrupción, y una organización (llámese espías) pro "rojos" formada por una mezcla extraña de elementos muy amables y pocos desconfiados unos, y otros violentos y sanguinarios, todos apoyados por inútiles recursos, (villanos poco equipados) o sea parecidos al tratamiento que se le hace a los indios en los westerns. Uno sabe de antemano que nunca pueden salir airosos. Algunos de estos procedimientos los creo necesarios por la "caza de brujas" que había en la meca del cine de aquella época principios de la guerra fría, y que solapadamente influía en la realización.
La película se queda en medio camino en todo, no es cine negro, pero tiene el tratamiento, no es thriller pero tiene algo de suspense, es algo policial por un robo aparentemente menor, no es de espías y lo es, tiene ese trazado de tramas superpuestas que deja algunos vacíos, y remarca algunas cosas que transcurren velozmente como el "amor" espontáneo que surge entre el ratero y la joven bella, destacada actuación de Jean Peters como ex callejera trasformada en inocente traficante de influencias, que más bien es un relleno inútil (hablo de aquel "amor") pero necesario para un final de película al estilo de héroes norteamericanos ganadores y enamorados.
Prudencio Hernández Jr
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