Antes de empezar a hablar de la cinta, comentaré una pequeña anécdota que tiene que ver con lo que diré después. Hace unos tres años mi hermano pequeño terminaba sexto, y sabía que al año siguiente al empezar el instituto no le tocaría con sus amigos de primaria, aquellos con los que llevaba ya unos cuantos años compartiendo su infancia. Y lloraba sin parar, echaba la culpa a todo el mundo porque ya no jugaría con ellos, al colegio, a mis padres...Y le dije "Fran, sé lo que sientes porque todos hemos pasado por lo mismo, y a tu edad parece el fin del mundo, pero te diré que, lamentablemente, al mes de empezar el instituto, harás otros amigos y te olvidarás de éstos", y me respondió "eso no te lo crees ni tú, yo solo quiero éstos amigos". Y efectivamente, al poco de comenzar el insti dejó de chatear con sus antiguos colegas (había chateado con ellos todo el verano), y pareció olvidarse de ellos.

Esa es una triste realidad, los buenos amigos que tenemos en la infancia, a los que consideramos como hermanos y con los que compartimos, no solo juegos o travesuras, sino también secretos o nuestros más profundos pensamientos, los dejaremos según avancemos en los estudios o en otras etapas de nuestra vida. El paso al instituto, a la universidad, al trabajo...cualquier cosa nos parecerá al principio un duro cambio, pero estamos hechos para eso. Y cuantito hagamos amistades nos olvidaremos de lo pasado.

La cinta es entretenida, sobre la amistad más leal que hay, la de la infancia. Y sobre las típicas o no tan típicas travesuras que pueden pasar en un pequeño pueblo de Oregón. Está bien, pero Los Goonies es insuperable.