Grandísima porquería.
Desde un principio sabía lo que iba a ver, un mojón, y eso me previno parcialmente del golpe que me esperaba.

Nos encontramos con excesivos minutos de relleno, en los que nos presentan a unos personajes tan estereotipados, que solo con verlos sabremos en el orden en el que morirán.
Pero eso lo podemos perdonar, ya que hay muchas películas con estos ingredientes que no resultan tan fallidas.

El principal problema que tiene, es pertenecer a la hornada de “terror light” es decir, escasa de sangre y de todo. Y si a una película de tiburones, le quitamos su ingrediente principal, pues nos encontramos ante algo tan insulso que cae por su propio peso.
Creo que ni los menores de 12 (el target de esta película) pueden encontrarla atractiva.

Su otro problema, es que inevitablemente se convierte en una comedia, no sé si es un efecto buscado, o es que es tan ridícula que simplemente da risa; en lo personal me inclino por lo segundo.
Nos encontraremos una cantidad de situaciones estúpidas, resueltas de forma dantesca (lo del negro con la lanza, es que no tiene nombre) y ni siquiera estos momentos ridículos pueden salvarnos de caer en el más absoluto sopor.

Es tremendamente inexplicable (e indignante) que esta porquería haya llegado a los cines, mientras que auténticas joyas pasan desapercibidas.

Lenta, insulsa, estúpida; al terminarla, notaremos esa pérdida de tiempo (y algunos, de dinero) en nuestras carnes.

Avisaus quedáis.