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Voto de Francisco Javier Millan:
8
Fantástico. Aventuras. Infantil Durante años el Sr. Meacham, un viejo tallador de madera, ha fascinado a los niños de la región con sus cuentos acerca de un feroz dragón que reside en lo más profundo de los bosques del Noroeste del Pacífico. Para su hija Grace, que trabaja como guarda forestal, estas historias no son más que cuentos para niños… hasta que conoce a Peter. Peter es un misterioso niño de 10 años que no tiene familia ni hogar, y que asegura que vive en el ... [+]
30 de agosto de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el curso pasado comentaba a mis alumnos la importancia de la atmosfera en las películas. Tengo comprobado que aquellas historias que transcurren en entornos boscosos, verdes, neblinosos y otoñales logran gustarme mucho más que las que se desarrollan a plena luz del día o en otros entornos. Probablemente sea causado por un alma nostálgica, pero cuando estos elementos se entrecruzan pueden dar lugar a la chispa que produce la magia de este inesperado remake.
Inesperado porque como es habitual nadie lo había pedido y más teniendo en cuenta que, la película de la que parte, es de esos clásicos menores no excesivamente recordados. Hasta da la sensación que la propia Disney tampoco confiaba en este proyecto a juzgar por su impacto publicitario, muy por debajo a lo que han hecho este año, por ejemplo, con “El libro de la Selva”.
Esta película toma como idea principal el film de 1977, trasladando la acción a los bosques profundos de los Estados Unidos (aunque filmados paradójicamente en Nueva Zelanda) y eliminando ese aire “naif” y musical que tenía la cinta original, sustituyéndolo por un componente algo más oscuro.
El director David Lowery logra un producto sobresaliente, con un toque antiguo a ese tipo de propuestas que la compañía solía estrenar a comienzos de los años 90. Esta nueva aventura del dragón Elliot recuerda plásticamente a producciones como “Voluntad de hierro” y “Colmillo Blanco”, películas derivadas hacía el entretenimiento de calidad, basadas en la filosofía de las novelas juveniles de finales del XIX y comienzos del XX. Una tendencia que Disney había abandonado y a la que parece regresar gracias a sus nuevas readaptaciones clásicas.
Lo que no ha cambiado ni un ápice es la absorción de valores familiares, junto con otros de especial importancia como la amistad, la defensa de la naturaleza y la lucha por el prójimo en causas perdidas. Valores de vital trascendencia en una sociedad actual completamente desviada en lo que a educación infantil se refiere.
Es la primera vez que encuentro en muchos años una película infantil que sigue los cánones estrictos del género, exhibiendo un mensaje que si bien, algunos verán manido y caduco, otros queremos seguir defendiendo por encima de otras maneras de ver la vida y la formación de los menores. La película tiene el aroma de la televisión y el cine de hace treinta o cuarenta años. Una época en la que los programadores destinaban una buena cantidad de esfuerzos a los espacios de carácter formativo.
Disney logra otra pequeña joya con una sensibilidad especial. Un producto industrial que no es para nada incompatible con el sentimiento artesanal del cine de antes. El film contiene escenas de gran belleza emocional en un paraje de ensueño y, lo que es más importante, logra que en muchos de sus momentos se vuelva a remover el corazón infantil que llevamos dentro.
Todo ello aderezado con una ejemplar fotografía y una magnífica banda sonora salpicada de canciones folk, que vienen a sumar enteros a esta cinta de gran contenido sensorial.
Francisco Javier Millan
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