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Voto de Francisco Javier Millan:
5
Aventuras. Drama En el invierno de 1820, Owen Chase (Hemsworth) y otros marineros de la tripulación del Essex sobrevivieron en alta mar en durísimas condiciones después de que el barco chocara con una enorme ballena blanca. Owen, obsesionado con la idea de dar caza al cetáceo, se enfrentó a las tormentas, al hambre y a la desesperación. Inspirada en la historia real en la que se basó Herman Melville para escribir el famoso relato 'Moby Dick'. (FILMAFFINITY) [+]
14 de diciembre de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo salir emocionado tras el visionado de “Rush” y, esa misma noche, leí sobre este interesante proyecto creado por el mismo equipo que logró que la Fórmula 1 me llegase a interesar (y emocionar).
Finalmente la espera ha acabado, devolviendo a la gran pantalla a Ron Howard, un director capaz de levantar títulos sumamente interesantes, pero también algunos carentes de personalidad. Lo que se conoce comúnmente, como una de cal y otra de arena.
Este viaje marítimo a los confines del océano se encuentra entre los segundos. La historia pierde el aliento épico desde el momento que empieza a soltarte, en aras de un alarde de imágenes sintéticas y cromas. Todo es demasiado artificial en las escenas cumbre. Cuanto más real quiere ser, menos logra atrapar, provocando en más de una ocasión, que nos asomemos a las profundidades del desinterés.
Casi se puede enmarcar dentro de un subgénero a las películas de aventuras marinas. A mi mente llegan títulos como “La tormenta perfecta” o “Master & Commander”, siendo esta última un ejercicio fílmico único, cuyo resultado final sigue sin ser alcanzado. Las comparaciones entre ella y la cinta de Howard asaltaran al espectador en más de una ocasión.
La fórmula a base de flashbacks tampoco ayuda dentro de un ritmo renqueante, en el que una serie de personajes, no del todo bien definidos, se ven incapaces de reflotar “literalmente” la nave y la expedición hacía los lugares inexplorados.
La rivalidad presente entre los dos oficiales carece de gancho. El comportamiento de uno, y el factor estrella del otro, chirrían. A ambos les falta convicción y una mayor templanza, en donde se junta una mala elección de casting y una reescritura de guión no excesivamente trabajada.
Tampoco funciona el nudo planteado. La simple idea de una ballena blanca con intenciones asesinas puede resultar sumamente interesante, pero no lo es. Si en la obra de Herman Melville, el gigante marino representa un desafío (en varios niveles) para su protagonista, en la película de Ron Howard se convierte en un mero vehículo para vender televisores en los grandes almacenes.
Una producción incapaz de alimentar el alma del niño aventurero que llevo dentro, aquel que devoraba esta clase de aventuras literarias, con el mismo afán con el que iba descubriendo el mundo que le rodeaba.

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Francisco Javier Millan
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