Casi podemos decir que existe un subgénero de dramas familiares, como bien se puede comprobar en títulos como “Reencuentro” de Lawrence Kasdan, “A casa por vacaciones” de Jodie Foster, y la muy estimable “Tres días con la familia” de Mar Coll.
La idea de reunir a una serie de personas unidas por el vínculo familiar, es un detonante que provoca todo tipo de tensiones que son tan reales como la vida misma. Todos hemos sufrido en mayor o menor medida este tipo de encuentros (como por ejemplo las comidas navideñas).
El que fuera uno de los productores de la serie “Urgencias” y “El ala oeste de la Casa Blanca” y director de “The company men” nos trae un relato casi destructivo de una familia cuyo eje principal pivota en torno al personaje interpretado por Meryl Streep.
Y aunque esta actriz puede resultar en ocasiones un tanto sobreactuada, donde mejor se maneja Wells es en el cuadro coral, heredado principalmente de sus dos series más célebres.
Algunos han creído ver en este punto una especie de duelo dentro y fuera de la pantalla entre la Streep y Julia Roberts. Algo que también se va a ver reflejado en la próxima ceremonia de los Oscar, donde ambas están nominadas en dos categorías diferentes.
Un reparto que busca la dorada estatuilla desesperadamente, con algunos de ellos metidos un poco con calzador como es el caso de Ewan McGregor o sobretodo Benedict Cumberbatch (el actor de moda). De todos ellos me quedo quizás con la menos conocida, la sufrida hija interpretada por Julianne Nicholson, actriz que resulta ser la revelación más interesante de esta cinta.
La película parte de una conocida obra de teatro, y no renuncia a su condición, pero sí que gana enteros en lo que a atmósfera se refiere. Las imágenes que logra el cine, nos introducen más si cabe en el ambiente veraniego (y agobiante) de la América más profunda.
John Wells nos ha mostrado lo que todos ya sabemos, la familia no se puede vivir con ella, ni sin ella.