Hay películas tan rutinarias, que da hasta pereza escribir sobre ellas. Algo que ya ocurría con “Young Adult”, la anterior película de Diablo Cody, guionista también de la recordada “Juno”.
Si las comparas, se puede decir que ambas prácticamente siguen el mismo esquema: mujer marginada socialmente, que vuelve a su pueblo natal para atar cabos y cerrar viejas heridas.
En esta ocasión la protagonista, una madre rockera independiente, tiene que regresar a la casa de su ex marido, para consolar a su hija que se acaba de separar. Durante la visita afloraran sentimientos que creía perdidos, recuperando el amor hacía sus hijos. Nada nuevo bajo el sol.
A Meryl Streep, acostumbrada a los excesos, le viene ni que pintado el papel protagonista. Aunque probablemente no pase a la historia como una de sus mejores interpretaciones. Ni mucho menos.
Todo sigue la senda de la corrección y la normalidad. Hay una sensación de déjà vu, a algo ya visto. Incluso me atrevería a decir, que si quitas a los actores y pones a otros, tendría todo un aspecto a telefilm de sobremesa.
No dudo que el mensaje expuesto sea interesante. La idea de recuperar el amor hacía tus hijos, aunque ellos no sientan lo mismo por ti, es triste, pero a la vez una gran lección de vida. Y más cuando una ha tomado la tangente, convirtiéndose en algo completamente alejado de lo que esperamos de una madre.
Jonathan Demme, el que fuera director de “El silencio de los corderos” y “Philadelphia”, firma la realización de esta película. Pero sinceramente, si cualquier otro se hubiera sentado en la silla, no hubiera pasado absolutamente nada.