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Voto de Francisco Javier Millan:
6
Fantástico. Aventuras. Acción Después de haber recuperado el reino del Dragón Smaug en la montaña, la Compañía ha desencadenado, sin querer, una potencia maligna. Un Smaug enfurecido vuela hacia la Ciudad del Lago para acabar con cualquier resto de vida. Obsesionado con las enormes riquezas en su poder, el rey enano Thorin se vuelve codicioso, mientras Bilbo intenta hacerle entrar en razón haciendo algo desesperado y peligroso. Pero hay aún mayores peligros por ... [+]
17 de diciembre de 2014
48 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
El viaje ha terminado, pero en esta ocasión hay cierta sensación de desasosiego. Peter Jackson evidencia con este capítulo “definitivo” muchos de sus aciertos, pero también algunos de los defectos que han convertido a esta nueva trilogía, en uno de los trabajos cinematográficos que más opiniones encontradas ha provocado entre el público.
El principal defecto de esta conclusión, es su excesivo abrazo hacía situaciones exageradas llevadas al límite. Mientras las grandes batallas del Abismo de Helm o de Minas Tirith eran absoluto virtuosismo que combinaba a la perfección espectacularidad y artesanía, en esta nueva lucha entre razas de la Tierra Media, todo parece desmedido. En ocasiones más que una película parece que uno está dentro de un juego de plataformas, con criaturas a las que hay que cortar la cabeza para ganar puntos. Lo que se ha venido a llamar “hacerse un Legolas” adquiere una dimensión bastante descarada.
Jackson posee una tecnología poderosísima para recrear universos de ensueño, olvidando una de las virtudes que más destacó en la trilogía del Anillo, la presencia de Nueva Zelanda como personaje en sí misma. Aquí encontraremos una ausencia casi total de escenarios reales, salvo en honrosas excepciones. Y eso que los actores han sabido sacar lo mejor de ellos mismos, a pesar de estar actuando en decorados impecablemente diseñados y en estudios con cromas verdes gigantes.
La película contiene sus mejores atributos en su primer tercio, segmento precedido por un prólogo espectacular con ese Smaug arrasando la ciudad del lago. Siendo Bardo, interpretado por Luke Evans, quién adquiere un protagonismo digno de los grandes héroes de la saga.
Cuando el ritmo se calma, y damos paso al desarrollo de los personajes (la locura de Thorin, el efecto conciliador de Bilbo, el romance entre Tauriel y Kili, …) es cuando todo parece volver a su cauce. Ése aura que sigue como sello imperecedero, de provocar empatía en muchos de los espectadores.
Pero aquí si buscas ese tour de forcé emocional que suponía el final de “El retorno del Rey”, no lo encontrarás. Aquí hay una sensación de premura por atar cabos, y dejar los lazos preparados para “La comunidad del Anillo”. El relato en este aspecto, no sale tan mal parado como ocurría en las precuelas de Star Wars, por lo que podremos disfrutar de las seis películas como un todo unitario, con mejores y peores capítulos.
Sin duda es el texto que más deja entrever las costuras de todo lo que han tenido que inventar, el equipo de guionistas con Jackson a la cabeza. Una sucesión de escenas inspiradas y prolongadas ante la ausencia de una base literaria más contundente.
Aún así es una conclusión divertida, mucho más equilibrada que la segunda parte (cuyo ritmo languidecía), pero huyendo de esa sensación de cuento y de maravilla que inundaba la primera de todas. Y que en definitiva, echando la vista atrás, era la más deudora y cercana a los escritos de JRR Tolkien.
Muchos disfrutaran con el viaje, pero al volver a casa, notarás que no te habrá dejado huella alguna.
Francisco Javier Millan
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