Sigue sorprendiéndome como un festival de la categoría de Sitges, continúe equivocándose en la elección de la película de apertura año tras año.
En esta ocasión el turno le ha tocado a Eugenio Mira, director que ya nos trajo hace unos años la soporífera “Agnosia”. Aprendidos los errores de aquella, se adentra en el difícil arte del suspense y la tensión circunscrita a un mismo escenario.
Mucho se ha hablado de las referencias que toma prestadas, Hitchcok DePalma, … pero de donde se inspira realmente es en la muy estimable “Última llamada” de Joel Schumacher y (aunque os parezca mentira) en “Speed” de Jan De Bont.
La simple idea de enmarcar una historia dentro del mundo de la música clásica me reconforta, incluso las expectativas de las escenas iniciales me hacen creer que estoy ante un gran thriller. La secuencia de planos cuando el protagonista descubre la amenaza es de una brillantez absoluta. Pero todo se desinfla demasiado deprisa, el argumento no da para más, y la tensión desaparece de la misma manera que vino, con excesiva rapidez.
Eso sí, la banda sonora de Victor Reyes es sublime, componiendo varios temas que cumplen una doble función, la de ilustrar los momentos en el que la orquesta toca en directo, junto con otros, más propios de una película de suspense al uso. Una auténtica delicatesen que gustará mucho a los aficionados a las bandas sonoras, y cuya escucha por separado, ganará muchos enteros.