Serie histórica, supuestamente al menos. Destaca la actuación de la protagonista, Samantha Morton, sobre la que recae gran parte de la trama y es la que sustenta la serie. Decorados muy adecuados y vestimentas grandiosas. Todo ello permite que se perdonen los constantes anacronismos en la forma de hablar de los personajes o en la ambientación musical por citar los más evidentes. Por otra parte, la presentación de personajes poco creíbles e incluso ridículos está muy en la onda con la tendencia actual en lo que a producción de series históricas se refiere. Es una pena, pues tales inexactitudes impiden que el espectador sepa qué hay de verdad histórica y dude de estar viendo algo que se asemeje a lo que pudo ser. Como en otras series actuales, (Bridgerton, Ana Bolena) en lugar de acercarnos a la historia, salimos confundidos.