Admitámoslo, el señor Ridley Scott solo ha dominado la épica histórica en una ocasión, y ¡que gran ocasión! Como intuiréis, me estoy refiriendo a Gladiator (2000), que además de ganar cinco premios oscar, alzó a Russell Crowe como la super-estrella del momento. Lo malo es que la fórmula de "Gladiator" no le ha salido nunca antes ni después. Scott fracasó con "Legend" (1985), "El reino de los cielos" (2005) y más recientemente con "Robin Hood" (2010). "1492: La conquista del paraíso" no iba a ser menos. Bueno, en realidad fue más, pues en mi opinión aún así es la mejor de la que acabo de citar.

No se negará la eficacia entetenedora del guión, facción que ha vuelto a usar Scott en "Robin Hood" (2010), pero Gérard Depardieu, sobre el que cae el mayor peso de la historia, es sencillamente decepcionante, soso, soez y totalmente fracasado a pesar de que 2 años atrás nos brindara su gran "Cyrano de Bergerac" de Jean-Paul Rappeneau (1990). Posteriormente, al señor Depardieu, le sobrevendrían 20 años más de lo mismo. Lo único que se salvaría sería su estupendo papel de "Vatel" de Roland Joffeé (2000). Por lo demás, aparte de por lo entretenida en sí que es la cinta, cobra importancia los abundantes secundarios (aunque algunos de ellos solo existan como meros adornos estéticos) y como no, la gran y mítica banda sonora del genio Vangelis, más cercana a la de "Alejandro Magno" de Oliver Stone (2004) que a la de "Blade Runner" de Ridley Scott (1982), ambas espléndidas de la misma forma.