Un poco de intrahistoria de Hollywood: esta película es fruto de la casualidad total. La casualidad hizo que Winona Ryder escogiera el papel de “Eduardo Manostijeras” (1990) y no el de hija de Vito Corleone en el “Padrino III” (1990). Al final “papaíto” le dio el papel a Sofía, y como es bien sabido, con un papel de actriz tuvo bastante… porque francamente, se muere peor que Pazos en “Airbag” (1997). Así que, truncada su carrera como intérprete, se lanzó a la dirección, y tras dirigir videos musicales, y “Las Vírgenes Suicidas” (1999), de repente sorprende al mundo y nos regala esta obra de arte.

La película es redonda, completa… La compenetración y entendimiento entre Bob y Charlotte es enorme. ¡Ambos se mueven tan bien frente la cámara…! ¡Qué decir de Bill Murray! Maestro de la comedia… No es la primera vez que me aventuro a decir que si hubiera un trono divino de la comedia debería estar presidido por Chaplin, y a ambos lados estarían Gene Wilder y Bill Murray… pese a que el actor, al igual que muchas de sus películas… se ha ido convirtiendo de culto al cabo de los años.

Leía la maravillosa crítica de “El Fauno” donde en su primer párrafo define exactamente que sentimos con esta película (y copio literal): “Esto no es una película. Es un roce, una caricia, una mirada, una mano acariciando un rostro, una sonrisa casual a un desconocido en un ascensor, una ventana en un solitario hotel de Tokio, un árbol con mensajes de esperanza, sueños y deseos. Un amor que nunca existió, un amor tedioso, una rutina calmada, un brillo en medio del solitario mar, una persona esperando permanentemente, una joven inmensamente perdida, un hombre enormemente solo en una vida tediosa y trivial.” Creo que poco más se puede añadir a lo que representa esta película.

Por lo tanto, para mi es un “SÍ” en mayúsculas a las interpretaciones (para ambos, pero sobretodo a Murray), al guion de Sofía Coppola, y por supuesto, a la dirección de Sofía Coppola. Excelente, papá estará muy contento. Yo la vería tantas veces como a la marmota Phil.