Un escritor norteamericano y su futura esposa deciden pasar unos días en París aprovechando el viaje de los padres de ésta por negocios. Una buena noche, sin saber muy bien por qué ni cómo, el protagonista se ve sumergido en la ciudad parisina de los años 20, época con la que siempre soñó vivir.

Ningún director es capaz de escribir guiones tan disparatados, y a la vez tan increíblemente geniales, como lo hace Woody Allen. La capacidad que tiene para manejar situaciones sociales cotidianas, a menudo entre parejas o dentro del ámbito familiar, y mezclarlas con la pura fantasía resulta muy atractiva. El papel de Owen Wilson es genial; ya se sabe lo buen actor que es y la facilidad que tiene para interpretar personajes de comedia. Sin embargo, Wilson va en "Midnight in Paris" un poco más allá: durante la hora y media que dura el largometraje es capaz de representar todos y cada uno de los gestos propios del Woody Allen actor, incluidos el tartamudeo y el manejo de manos tan rápido y repetitivo. Sin duda, una muestra más del director por dejar su huella en esta historia.

El guión resulta divertido, fresco, ameno, original. Allen consigue hacer una crítica magistral del dicho "cualquier época pasada fue mejor" a la vez que nos cuenta el día a día de las vacaciones de la pareja en la capital francesa. En definitiva, una película más que recomendable.