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Voto de antonio lopez herraiz:
2
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25 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice que es triste pedir pero que aún más triste es robar, pero como a Paul Schrader no le tiran una cosa ni la otra coge el petate y se pone a pegar tumbos por Kenia, Rumanía o Estados Unidos para, con el buen regusto que debió dejarle colaborar tras el folio en 'Bringing out the dead' (2000, Martin Scorsese), hacer algo de compañia a Cage en el exilio temporal de videoestrenos para ambos.
La fórmula no es como para estrujarse la sesera, y el género, el thriller de espionaje y acción con venganzas y recorrido por paisajes internacionales tampoco es óbice para lo contrario. Un antiguo agente retirado quiere regresar al servicio y enfrentarse a un terrorista al que creía desaparecido del mapa.
Y eso, punto pelota.
Un tal Alexander Karim le ha complicado la vida a Cage, aunque no lo parezca por lo poquito que Cage se complica la vida actuando excepto cuando sus ataques de demencia asoman tímidamente y las torturas yihadistas dan cuartelillo a la reconocible cafrería del responsable de 'Aflicción' o 'Mishima' conduciendo en piloto automático, o mejor dicho, practicamente televisivo.
Nos queda algo de acción, terrorismo, alzheimer y Cage peinándose como Vicente Vallés soltando frases de esas -"hay dos tipos de hombres, los de acción y los que no lo son" mientras a Anton Yelchin o a la pobre Irene Jacob les toca acompañarle advirtiéndole de que está arriesgándose demasiado.
Pese a lo que su título original sugería ('El Ocaso de la Luz') ni a Schrader ni a Cage se les iba a agotar a medio plazo la mecha.
Se olvida y se ve rápido. Produce, tras apearse de la silla del director, el inicialmente previsto Nicholas Winding Refn.
Mala e indigna de quien la firma y dirige.
La fórmula no es como para estrujarse la sesera, y el género, el thriller de espionaje y acción con venganzas y recorrido por paisajes internacionales tampoco es óbice para lo contrario. Un antiguo agente retirado quiere regresar al servicio y enfrentarse a un terrorista al que creía desaparecido del mapa.
Y eso, punto pelota.
Un tal Alexander Karim le ha complicado la vida a Cage, aunque no lo parezca por lo poquito que Cage se complica la vida actuando excepto cuando sus ataques de demencia asoman tímidamente y las torturas yihadistas dan cuartelillo a la reconocible cafrería del responsable de 'Aflicción' o 'Mishima' conduciendo en piloto automático, o mejor dicho, practicamente televisivo.
Nos queda algo de acción, terrorismo, alzheimer y Cage peinándose como Vicente Vallés soltando frases de esas -"hay dos tipos de hombres, los de acción y los que no lo son" mientras a Anton Yelchin o a la pobre Irene Jacob les toca acompañarle advirtiéndole de que está arriesgándose demasiado.
Pese a lo que su título original sugería ('El Ocaso de la Luz') ni a Schrader ni a Cage se les iba a agotar a medio plazo la mecha.
Se olvida y se ve rápido. Produce, tras apearse de la silla del director, el inicialmente previsto Nicholas Winding Refn.
Mala e indigna de quien la firma y dirige.