El mayor crimen de Dead 7 no es que sea tan mala como padecer un cólico, aguantar un dolor de muelas y tener piedras en el riñón, todo a la vez. Al menos no tratándose de un telefilm de bajo coste producido por Asylum para el temible canal SyFy. El auténtico problema de un bodrio como éste, en el que ni siquiera da la impresión de que los actores sean profesionales, es desaprovechar una idea tan estrafalaria, idiota y divertida como un western apocalíptico protagonizado por los Backstreet Boys, luchando contra una horda de zombis, para perpetrar un ladrillo tan estrafalario, idiota y mortalmente plomizo.
No quiero ni imaginarme el petróleo que Seth Rogen y Evan Goldberg hubiesen podido sacar de una idea tan demencial y desaprovechada: los últimos cinco minutos de 'Juerga hasta el fin' destilaban más ingenio que este impresentable montón de estiercol.