La premisa nueva, lo que se dice nueva, no es: poli honrado que quiere a su familia y odia a los malos, y los malos le odian a él... pero el pato lo paga su familia. Y ya está, venganza. Lo que aquí mueve más el interés es construir un escenario, por ceñido y limitado que sea (más lo son los rings en que su principal protagonista se pimplaba las cervezas o las "usaba" contra sus rivales) para Steve "Stone Cold" Austin y Danny Trejo en el que perseguirse, pelear y medírsela -la cabellera no, lógicamente- en un evento planetario, del videoclub planet, con giros tan inesperados como oir a Austin pronunciar dos palabras que jamás sospeché que saldrían de su boca, incluso tratándose de un diálogo de ficción: NO BEBO.
La ex "inhumana" pelirroja de Marvel Serinda Swan hace más o menos lo mismo que hace últimamente cuando investiga, patea culos y zalamea a jornada partida con Jack Reacher (el de ahora, el que se parece a Jack Reacher).
Tan carente de aditivos que no sean los de ver a Danny Trejo y Steve Austin zumbando al personal y, finalmente, zumbándose entre ellos, como rentable si sabes que eso es únicamente lo que pretende ofrecerte la primera cinta de acción de un director indie -cuando Jennifer Beals es su musa- que después de esto hizo carrera entre el western de bajo coste y las torture horror movies con paletos psicópatas (¡¡grata mezcla!!).
No es que quiera dármelas de entendido gastronómico, pero Las Fajitas Old el Paso entran mejor acompañadas de una Broken Skull espumosa y helada.
Por cierto, jamás me había fijado en que Austin en pantalla es como si el Jason Statham más seco hubiese tomado prestado el cuerpo de Bill Goldberg.
Sabes a lo que vienes.