De tal palo tal astilla, suele decirse. Pero lo del talento heredado, en casos como el que nos ocupa con la vástaga de dos totems de la patochada como Lea Thompson -delante de la cámara- ('Howard el pato') y Howard Deutch -director de, entre otras, 'La chica de rosa'-, alcanza el paroxismo. Y puede que de haberla descubierto en el orden cronológicamente correcto de su trayectoria ya no me hubiese agarrado por sorpresa que Zoey Deutch se merendara a todo un Woody Harrelson en 'Zombieland 2' (2019, Ruben Fleischer) postulándose como la mejor actriz cómica de su generación -repartiendo méritos con Ariana Grande cuando el pop autotune le da un paréntesis para actuar-.
Huelga aclarar que, estando a medio camino entre la vertiente humorística del cine carcelario -o dejémoslo en cuarto de peli- y una relectura a lo John Hughes -o del mismísimo padre de la interfecta- de 'El lobo de Wall Street' (2013, Martin Scorsese), por 'Cómo escapar de Búfalo' (2018, Tanya Wexler) fluye el caldo de cultivo indispensable para apelar a tu complicidad y robarte -para bien, claro- 95 minutos.
De propina pululan por aquí un deliberadamente excedido Jai Courtney ejerciendo como antagónico (y paródico) capullo alfa y el, como de costumbre, infalible comodín de Judy Greer tuneada para la causa con el cinismo campechano de Allison Janney.
Ojalá que la -no obstante, distraída- incursión en la comedia adrenalítica de su directora en 'Jolt' no nos prive de seguir disfrutando de la vena despendolada y ácida vertida en la que presupongo es su línea más personal y reconocible.
Por cierto, sé que me repito, y creo que lo he dicho ya... ¡pero Zoey Deutch es una loca del coño maravillosa!