La realizadora y dibujante iraní Marjane Satrapi era la última opción que hubiese barajado si me dicen que a estas alturas de la película aún me quedaba por descubrir un tesoro tan retorcido y creepy en el inacabable baúl de las comedias gore.
Lo primero que cualquier adepto a la historietista de 'Persépolis' y 'Pollo con Ciruelas' percibe en su tercera película -tras las adaptaciones de sus propios cómics- es una mayor dosificación de la aflicción como leitmotiv argumental tanto en el dibujo de sus personajes como en la propensión del relato a revolver lo divertido con lo macabro.
Aunque a priori pueda venirnos a la mente la misma premisa argumental que en 'Maniac' (1980, William Lustig), más que un remake al uso -como el de Alexandre Aja, hace un par de años- 'The Voices' nace con vocación de convertirse en una variación tomada a guasa de aquella misma fórmula: la particularidad aflora cuando la complicidad con los crímenes cometidos por un introvertido destripador de mujeres pasa de unos maniquíes estáticos e inexpresivos a un gato y un perro que saben hablar -y a los que presta su voz el propio Reynolds-, e incluso, como en la cinta original de Lustig, las cabezas parlantes y decapitadas de las difuntas ex amantes de un demente actúan como la voz de su enajenada conciencia, empujándolo a matar, decapitar y acumular nuevos trofeos para su colección.
Los puntos fuertes que revelan la vitalidad anárquica de Satrapi como dibujante fluyen a través de los propios títulos de crédito, un par de guiños animados mezclados con imagen real y el maravilloso cierre final cuyo sentido del optimismo sirve para reírnos de la muerte.
Marjane Satrapi no sólo no pierde su identidad al saltar al terreno hollywoodiense, sino que la embadurna de una paleta de mala uva, humor macabro y agudez visual mucho menos sutil que en sus anteriores trabajos. Aunque tampoco sería coherente comparar tres películas tan diferentes entre sí, en ninguno de sus aspectos.
No busques en 'The Voices' (casi) nada de lo que te gustó en 'Persépolis' y 'Pollo con Ciruelas'. Simplemente sal a la calle y disfruta de la noche, descuartiza a alguien, destripa, corta cabezas… y no te olvides nunca de sonreír.