Se repite la fórmula de 'Los Bingueros' con Andrés Pajares, Fernando Esteso y Antonio Ozores cambiando las bolas y los cartones por los cartas y fichas del casino y las bolas -huevazos, digo- para estafar a un ludópata supersticioso de Torremolinos (el glamour ante todo) haciéndole creer que el primero de ellos es un amuleto andante para forrarse mientras el otro va tanteando el terreno:
"- Oye guapa, ¿tú estudias o trabajas?
- Sorry, I don't understand you.
- ¿Y esa carrera es muy larga??"
Playa, sol, destape, juegos de azar y el más ilustre de los triunviratos ozorianos -no, no fue Martes y Trece- en los 80: el del tupé, el pequeño y ese señor de Burjassot con gafas que habla atropelladamente.
Si no puedes evitar acordarte de cómo calculaban el peso en libras para dilucidar la categoría de boxeador de Roque III, es imprescindible que conozcas la Máquina de San Blas -perdón, ensamblada- calculadora para obtener probabilidades mayores de ganar.
Los incondicionales del timo de la estampita no se van de vacío (aunque sin LeBlanc) con el alquiler de radiocassettes sin sonido por 200 pesetas la hora en primera línea de playa (si es que no te distraes con la rubia despechugada que hay sobando en la tumbona de al lado).
¡Sabes a lo que vas, pájaro!
Advertencia: Mariano Ozores y Fernando Esteso le sacan el mismo partido cómico a una nevera que Steven Spielberg y Harrison Ford (aunque lo primero fue una comedia premeditada).