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Voto de antonio lopez herraiz:
6
Terror Un escritor sufre angustiosas y recurrentes pesadillas en las que aparecen una misteriosa mujer, un enano y un gigante negro. Los invitados que hay en su casa serán la carnaza perfecta para estos tres seres infernales. Opera prima de Oliver Stone. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su semblanza, como survival horror en un espacio cerrado, con la ópera prima de Coppola -me refiero a 'Dementia 13, unos pocos años antes'-, no sé si debo calificar este otro debut -el de Oliver Stone- como un efecto más del consumo descontrolado de drogas que el autor de 'Platoon' o 'Asesinos Natos' experimentó en los años 70, o simplemente doy por sentado que, tratándose de una excusa para que su productor -y gángster buscado por el FBI- Michael Thevis lavara algo de dinero, no pudo encontrar medios mejores para abordar este alucinógeno artefacto que bien podría haberse exhibido directamente en salas X o grindhouse especializadas en sesiones dobles.
'Seizure!' (1974, Oliver Stone) actúa como un eficaz cóctel trash entre esoterismo pop, inframundos satánicos y torture porn que gustosamente habrían firmado William Sachs, Don Edmonds, José Mójica Marins o, sin salirnos de nuestras fronteras, el mismo Jesús Franco, con el añadido autoparódico de que aquí Stone logró convencer a un decadente Troy Donahue para reírse de sí mismo, muy lejos ya de la popularidad juvenil cosechada en los años 50 y 60.
Dejo al libre albedrío de cada cuál la opción de visionar esta curiosa ida de pinza habiéndose estimulado (o no) con las mismas sustancias psicotrópicas que Stone debía llevar metidas en el cuerpo mientras la dirigía. Me pregunto incluso si, durante el rodaje de 'Seizure', Oliver Stone era consciente de la existencia real de Hervé Villechaize -aquí popularizado como el pequeño Felipe González, o el enano de 007- o bien pensó que era un duendecillo travieso colaborando en esta marcianada experimental. Creo que ésa sería la forma más apropiada de describir esta extrañísima joya lisérgica que desde ya considero un placer culpable.
antonio lopez herraiz
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