Tratándose de un relato corto publicado por primera vez en 1977 para Penthouse, y dado que el guión firmado por el propio King fue desestimado para su adaptación, no sería descabellado plantear que, el primero de los episodios cinematográficos de la secta adolescente de Gatlin -una aldea ficticia de Nebraska- beba tanto de su fuente literaria primigenia como de la afinidad temática con referencias tan ineludibles -aunque salvaguardando la abismal distancia- como 'Village of the damned' (1960, Wolf Rilla) o la española '¿Quién puede matar a un niño?' (1976, Narciso Ibáñez Serrador), pese a que en la premisa de ninguno de los dos, se habla específicamente de un puñado de críos endemoniados.
La carrera de Linda Hamilton siempre se ha mantenido -permaneciendo activa, cuando la enfermedad se lo ha permitido- bajo la desafortunada propensión a participar en proyectos a los que, con la salvedad de las dos primeras encarnaciones de Sarah Connor, o con su televisiva 'La Bella y la Bestia' -junto a Ron Perlman-, les lastraba, con frecuencia, una viabilidad comercial que era inversamente proporcional a lo que su talento exigía. Y a pesar de ser ésta la más recordada cinta de la franquicia, 'Los Chicos del Maíz' (1984, Fritz Kiersch) se ubica dentro de una posición fluctuante entre lo irrelevante y la pieza fantaterrorífica de culto.
John Franklin, como el profeta Isaac, borda por primera (y penúltima) vez a un formidable antagonista que, irónicamente, dada su corta estatura, puso el listón demasiado alto a cualquiera de sus reemplazos.
Dirige Fritz Kiersch ('Gor').