¡Charles Bronson contra los punks! Y esta vez la venganza es lo de menos. Porque entre lo calentito que ya tenían los pandilleros al arquitecto justiciero, y que llegados a este 3° episodio nos adentramos de pleno en la denominación Cannon -no un simple sello de distribución-, la cosa se sale de madre por completo, ¡y eso que sale ganando!
Al regreso de Paul a Nueva York, la ciudad que nunca duerme en 1985 se ha convertido en un hervidero de locos con cresta y gamberros 'endrogaos' que se dedican a liarla en el vecindario, molestar a los pacíficos y ultracatólicos vecinos o poner patas arriba el barrio (y de paso también a alguna de sus residentes).
Un pintarrajeado Gavan O'Herlihy -el ex borracho de Annette O'Toole en 'Superman 3' y hermano espichado de Kim Bassinger en 'Nunca digas nunca jamás'- exhibiendo un peinado con la raya en el centro por el que Alfalfa palidecería de envidia y Alex Winter anticipándose al clon malvado de Bill Preston en 'Bill & Ted's Bogus Journey' son la avanzadilla de la banda de camorristas a los que Kersey planta cara con más ayuda que de costumbre -Bronson se está haciendo mayor- y a plena luz del día.
Marini Sirtis -a punto de convertirse en Deanna Troi de 'Star Trek: La Próxima Generación- se pasea por ahí para que la magreen y violen cargada de bolsas de la compra. Todos empezamos por algo.
Michael Winner dirige aquí por última vez una película de la saga y Jimmy Page vuelve a encargarse de la BSO.