Villaronga regresa a un lugar recurrente tanto en lo temático como en la cronología -de ubicación guerracivilista, aprovechando el repunte de popularidad que el género tomaba en su filmografía con 'Pa Negre'- apoyándose en uno de los virajes tan habituales para la construcción de relatos bélicos como el propio género: el del soldado enamorado de una viuda.
Él (Marcel Borràs) desarmándola de una aflicción enlutecida. Y ella (Nuria Prims) a él de aspereza castrense... o desarmándolo literalmente para instalarse en su cabeza.
Oriol Pla y Bruna Cusí actúan como una barrera de contención a la tensión desatada entre sus dos protagonistas -el primero echando mano del histrionismo, bien como un alivio cómico o reconcomido- frente al puñado de ojos inhumanizados por la podredumbre -la económica o la espiritual- que los observan y señalan entre habladurías rurales: para eso a Villaronga le viene caído del cielo el oficio de, se dice pronto, "peones" tan capaces de reforzar tantos claroscuros (los que todavía patenta con la cámara) como Luisa Gavasa, Terele Pávez, Fernando Esteso o Juan Diego -el que más aporta con menos de lo que rebañar-.
La veteranía es un grado, y Villaronga es más habil que Koldo Serra -por equipararlo con un ejemplo coetáneo- conjugando bombardeos y pasiones carnales desatadas.
No es para menos cuando se trata de mostrar que mirar en el interior de una viuda sin reputación ni esperanzas que proteger puede ser aún más peligroso que la metralla.
'Incerta Glòria' (2017, Agustí Villaronga) parte de la novela homónima de Joan Sales y, aunque no conozco el material de base, sí que puede atragantársele a quienes no estén acostumbrados al reparto de tornas respecto a en cuál de los bandos proliferan, por igual, personajes más antipáticos a quienes únicamente importa sobrevivir. Como los girasoles.
Notorio folletín bélico.