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Voto de Gala:
10
6,8
32.149
Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2011
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca avisa la melancolía. Se detiene, como una nube, encima de nuestra cabeza y descarga, de repente y sin avisar, toda la humedad del pasado. A veces es un halo lento, que va empañando nuestra alma, sin darnos cuenta, a través de nuestros días…
Es muy complicado vivir con un familiar que tiene una enfermedad mental. El resolutivo vínculo del cariño hace que integremos su sufrimiento en el nuestro, que incluso, a veces, nos sintamos responsables de su pesar o impotentes ante su desgracia. Me preguntaba cuando veía la película por qué Justine había llegado a ese punto. Qué factores familiares, genéticos o sociales habían desencadenado su bipolaridad.
Decía Lars Von Trier, en una entrevista publicada en la página web oficial de la película, que "Melancolía" es, entre otras cosas, el análisis psicológico de dos hermanas: una “normal” y otra que no lo es. Claire tiene la “normalidad” de la generosidad, del amor hacia su familia, de la alegría por estar viva… ¿Son estas actitudes “normales” en los tiempos que corren? Quiero decir: ¿este comportamiento es el más frecuente en los seres humanos de nuestra cultura occidental?
Justine, en cambio, tiene toda la racionalidad de una persona que se ha vaciado de emociones. Quiere ser como el resto de sus congéneres, pero sólo logra fabricar una caricatura de lo que se espera de ella. Esta personalidad ambivalente la va destruyendo día a día; también va apoderándose de su entorno hasta quedarse sola y aislada con las únicas personas que la protegen: su hermana Claire y el hijo de ésta, un niño muy pequeño para el que su tía es un auténtico mito.
“Melancolía” es un aluvión de emociones: el esfuerzo de Claire por levantar a su hermana en lo peor de su enfermedad; su lucha desesperada por salvar a su hijo y llevarle a lugar seguro cuando comprueba que el impacto del planeta está muy próximo (esas imágenes de la lluvia de granizo con el niño en los brazos); su miedo desgarrador a la muerte…El triste olor de la desgracia final está presente en esos ocho minutos iniciales que desarrollan la trama de un modo sensual y surrealista, grandioso y solemne, como la Obertura de Tristán e Isolda, esa fantástica ópera del gran Richard Wagner.
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Es muy complicado vivir con un familiar que tiene una enfermedad mental. El resolutivo vínculo del cariño hace que integremos su sufrimiento en el nuestro, que incluso, a veces, nos sintamos responsables de su pesar o impotentes ante su desgracia. Me preguntaba cuando veía la película por qué Justine había llegado a ese punto. Qué factores familiares, genéticos o sociales habían desencadenado su bipolaridad.
Decía Lars Von Trier, en una entrevista publicada en la página web oficial de la película, que "Melancolía" es, entre otras cosas, el análisis psicológico de dos hermanas: una “normal” y otra que no lo es. Claire tiene la “normalidad” de la generosidad, del amor hacia su familia, de la alegría por estar viva… ¿Son estas actitudes “normales” en los tiempos que corren? Quiero decir: ¿este comportamiento es el más frecuente en los seres humanos de nuestra cultura occidental?
Justine, en cambio, tiene toda la racionalidad de una persona que se ha vaciado de emociones. Quiere ser como el resto de sus congéneres, pero sólo logra fabricar una caricatura de lo que se espera de ella. Esta personalidad ambivalente la va destruyendo día a día; también va apoderándose de su entorno hasta quedarse sola y aislada con las únicas personas que la protegen: su hermana Claire y el hijo de ésta, un niño muy pequeño para el que su tía es un auténtico mito.
“Melancolía” es un aluvión de emociones: el esfuerzo de Claire por levantar a su hermana en lo peor de su enfermedad; su lucha desesperada por salvar a su hijo y llevarle a lugar seguro cuando comprueba que el impacto del planeta está muy próximo (esas imágenes de la lluvia de granizo con el niño en los brazos); su miedo desgarrador a la muerte…El triste olor de la desgracia final está presente en esos ocho minutos iniciales que desarrollan la trama de un modo sensual y surrealista, grandioso y solemne, como la Obertura de Tristán e Isolda, esa fantástica ópera del gran Richard Wagner.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No me parece la interpretación de Kirsten Dunst mejor que la de Charlotte Gainsbourg (a pesar de haber obtenido aquélla el premio de interpretación de Cannes). Quizá para Lars Von Trier la primera, que interpreta a Justine, haya sido la inspiración principal, pues el perfil psicológico de este personaje -según él mismo declara- se asemeja al propio director en múltiples aspectos. Es en realidad, según mi opinión, la forma de llevar a cabo el personaje de Claire el motivo y el eje fundamental del filme. La lucha de esta mujer por sobrevivir en las distintas situaciones límite, su quebrantamiento interior cuando sobrevienen las dificultades, la energía que desarrolla y el amor que despliega son factores que me conmueven y me hacen reflexionar sobre lo efímero de la vida, la importancia que damos diariamente a cuestiones secundarias, olvidando a menudo lo esencial, lo que no regresa: el tiempo, la salud, los afectos.
La película, en fin, es una obra maestra. No es una película “bonita”, sino estética y desgarradoramente emotiva. Al final, el planeta “Melancolía” se “traga” a la Tierra. Cuando no hacemos bien las cosas es mejor destruir para empezar nuevamente, ¿no?
La película, en fin, es una obra maestra. No es una película “bonita”, sino estética y desgarradoramente emotiva. Al final, el planeta “Melancolía” se “traga” a la Tierra. Cuando no hacemos bien las cosas es mejor destruir para empezar nuevamente, ¿no?