Estoy haciendo un pequeño maratón de sus películas o por lo menos de las que tengo y aunque llevo tan solo dos, puedo decir lo magnifico que es este director. Consigue envelesar al espectador y meterlo en la trama, sus escenas contienen una firma y sabes que si ves la cinta sin saber de quien es a priori de seguro que aciertas y por lo que llevo visto me agrada bastante.
Con un guion original como es de esperar de Hitchcock, esta cinta vuelve a presentarnos una historia bastante interesante y bien construida, un reparto que cumple con unas buenas actuaciones y el papel de Peck es el mejor interpretado.
Al ver la película no tienes la mínima duda de que es de Alfred Hitchcock, tanto por su trama como por sus escenas curiosamente grabadas que la diferencian de cualquier otra sea o no sea de la época poco cine como este se ve hoy día.
Merece la pena viajar en el tiempo y echarle un vistazo.
Lo mejor: La originalidad de la trama como es de esperar y las escenas que la diferencian.
Lo peor: Diría que lo peor es su lentitud pero ya sabemos que en esta época el cine no era famoso por eso, si no por la emoción que transmitían los actores y los argumentos bien narrados y puestos en escena. A si que diré que quizá lo malo sea que no se haya echo un versión hoy día. Me gustaría ver que sale.
Mejor escena: En casa del psiquiatra con la recreación del sueño.
Las frases: No recuerdo haber besado antes a ninguna mujer.
El cerebro no lo es todo, algunas veces el corazon es más claro.
Curiosidades: La película está basada en la novela The House of Dr. Edwards, de Francis Beeding.
La famosa secuencia onírica diseñada por Dalí fue trabajada por el pintor y por Hitchcock durante casi un mes y era inicialmente mucho más larga de lo que finalmente se pudo ver en pantalla. Incluia una escena en un salón de baile con pianos colgando del techo y estatuas que fingí­an bailar. En ella también se podí­an ver a Gregory Peck bailando con una Ingrid Bergman que terminaba por convertirse en una estatua de yeso.
En esta ocasión Hitchcock aparece pidiendo una habitación en el mostrador y saliendo del ascensor del hotel.
Aunque la pelí­cula es en blanco y negro dos frames del final fueron teñidos de rojo.
El plano donde la audiencia ve al asesino apuntar con su arma a Ingrid Berman fue grabado usando una falsa mano gigante empuñando una pistola de enorme tamaño, con el fin de conseguir la perpectiva correcta.
Fue una de las primeras pelí­culas de Hollywood en tratar el tema del psicoanálisis.
La nieve que cae cuando Gregory Peck e Ingrid Begman están esquiando son en realidad “Cornflakes”.
En algunas versiones del guión se usaban palabras como “amenaza sexual” o “lí­bido”, que tuvieron que ser eliminadas a causa de la censura.