Es extraño lo que me pasa con esta película. Tengo la impresión de que si no hubiera tenido en mente que estamos ante una especie de spin off de 300 me hubiera gustado más, pero las sensaciones finales son las de una película fácil de ver pero absolutamente por debajo de la original.

Hay que destacar por encima de todo el abuso de la cámara lenta, hasta el punto de que la película creo que a velocidad normal constante podría durar una hora sin más. Vale que despierta ese yo adolescente que todos llevamos, y que de alguna manera es "imagen de marca" de la saga, pero es un abuso tan descarado que pierde su efecto a la decimonovena vez.

300: El origen de un imperio, es menos en general. Menos músculos, menos personalidad, menos antagonista, menos espartana, menos épica, menos inspirada y, eso sí, más azul. Esta vez el héroe en cuestión (testosterónidas o testicles o algo así) queda muy por debajo del Leónidas que tantos carnavales ha llenado en nuestra sociedad.

También hay que decir que esta misma película en plena fiebre de 300 hubiera supuesto un éxito mucho más remarcable, pero ahora que el efecto se esfumó (y hace unos años) la película no llega a los estándares esperados. Podríamos achacarle mil cosas, pero bueno, es lo suficientemente palomitera para gustar a los fieles seguidores de la saga y el cómic.