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Voto de Ignacio Larrea:
6
Drama Munich, 1943. Mientras Hitler está devastando Europa, un grupo de jóvenes, sobre todo estudiantes universitarios, recurren a la resistencia pasiva como única vía efectiva para combatir a los nazis y su inhumana máquina de guerra. Nace así "La rosa blanca", un movimiento de resistencia cuyo objetivo es la caída del Tercer Reich. Sophie Scholl es la única mujer del grupo. El 18 de febrero, cuando Sophie y su hermano Hans estaban ... [+]
2 de marzo de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen film alemán que narra los últimos días de la vida de la joven alemana Sophie Scholl, miembro del grupo de la organización resistente "Rosa Blanca", que por medio de la distribución de octavillas y panfletos, trató, en vano, de concienciar a la población alemana de la sinrazón de la guerra europea.
Y digo "en vano" porque el objetivo de dicha organización cayó en saco roto mientras la contienda duró. Sin embargo, cuando finalizó sí que se le dispensaron honores por su actuazión, poniendo a diversas calles de diversas ciudades alemanas su nombre, a parte de otras loas. Y la historia, juez inexorable, la ha puesto en su lugar, a ella y a la organización.
El filme es duro, aunque no es propensa a la lágrima fácil, ni pretende dejar echo polvo al espectador.
Por medio de un cuidado y exhaustivo guión, nada pretencioso ni recargado en cuanto a ambientación, sino poniendo de manifiesto, sobre todo, el componente humano, los sentimientos de los diversos personajes, personificado en el personaje principal, Sophia Scholl, Marc Rothemund logra un buen trabajo, ganador de un buen número de premios internacionales, sobre todo europeos.
Y lo hace gracias a unas estupendas interpretaciones, con la joven Julia Jentsch a la cabeza, sencillamente extraordinaria, y unos diálogos veraces, con un logrado ritmo que logra captar el interés del espectador, dejándole enganchado a la trama desde el comienzo hasta el final.
Su buena banda sonora le da un aire de thriller político, por ejemplo en escenas como las de los hermanos Scholl colocando las octavillas en la Universidad donde estudia.
Y escenas como el (un pco largo) interrogatorio entre el ofcial (más humano y clemente de lo que pretende hacer crer bajo su fría fachada) de la Gestapo y la protagonista, tienen una indudable fuerza dramática.
En el estricto plano técnico no es para echar cohetes este filme, pero tiene el gran valor de la honestidad y la verdad histórica. Solo por eso merece la pena, pero hay bastante más.
Ignacio Larrea
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