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Voto de Cinemagavia:
6
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5 de junio de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una película pasada de moda

El escritor austriaco Daniel Glattauer obtuvo gran éxito de público con la historia de amor entre Emmi Rothner y Leo Leike. Son los personajes que protagonizan dos de sus novelas, Contra el viento del norte (2006) y Cada siete olas (2009). La película alemana El espacio entre las líneas adapta esa historia para el cine, pero llega muy tarde. Han pasado catorce años desde que se publicara ese primer libro y la tecnología ha avanzado muy rápido, así como la forma de comunicarnos y relacionarnos.

El constante intercambio de correos electrónicos como eje de una creciente relación sentimental a distancia, ya fue planteada por Nora Ephron en 1998 con Tienes un e-mail. Hace 22 años de esa película. Supongo que si Glattauer hubiera escrito su novela hoy en día, hubiera cambiado el modo de comunicarse de la pareja o, al menos, hubiera ampliado el espectro con otras aplicaciones, redes sociales o servicios de mensajería.

La película ha quedado absolutamente desfasada, la sensación constante que tenemos mientras la vemos es que está pasada de moda. Es algo que resta credibilidad al acercarnos a la relación de esa pareja virtual. Falta emoción y empatía.

*El amor y las nuevas tecnologías

El espacio entre las líneas tiene un ritmo narrativo ligero y poco exigente que hace que la película se vea sin complicaciones. De todas formas, utilizar más de dos horas para contar esta sencilla y simplista historia de amor, es a todas luces excesivo. Eso le lleva a caer en reiteraciones innecesarias y escenas que no conducen a nada, con la única intención de potenciar la incertidumbre por el inevitable encuentro físico entre los amantes virtuales.

El único punto de interés real que tiene la película es su buen reparto. Los actores intentan dotar de profundidad psicológica a unos personajes que carecen de ella. No hay espacio para la reflexión, la crítica o el análisis sobre como afectan las nuevas tecnologías a nuestra forma de relacionarnos, sobre cuáles son sus ventajas e inconvenientes. Todo es plano y previsible. El espacio entre las líneas se limita a plantear una historia de amor edulcorada, telefilmera y casi sin aristas (tan solo el momento en que el marido de ella se entera de lo que está pasando).

*Conclusión

El espacio entre las líneas es un drama romántico muy ligero e inconsistente. Está dirigido por Vanessa Jopp con guion de Jane Ainscough. Adapta el romance a distancia narrado en las exitosas novelas Contra el viento del norte y Cada siete olas de Daniel Glattauer. Es una película teñida de rosa y pasada de moda, que se deja ver con la misma facilidad con la que se envía un correo electrónico no deseado a la papelera de reciclaje.

En sus inflados 122 minutos, tan solo destaca un buen reparto encabezado por Nora Tschirner, Alexander Fehling, Ulrich Thomsen y Ella Rumpf. Cuatro intérpretes que se esfuerzan en profundizar en unos personajes trazados de forma esquemática y desapasionada. Película sólo recomendable para románticos empedernidos.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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