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Voto de Cinemagavia:
5
Drama Precuela de la aclamada serie "Los Soprano", centrada en la juventud del gángster de Nueva Jersey Tony Soprano. El guión de la película ha sido escrito por David Chase, el creador de la serie original de HBO. (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Reviviendo a Tony Soprano

Catorce años después de que se estrenara el episodio final de Los Soprano, con un final supuestamente ambiguo que terminó de sellar la inmortalidad de la serie, llega Santos Criminales (Los santos de la mafia). La película es un desvío hacia la historia familiar sobre la que se construyó la serie de David Chase. Aunque proporciona poca luz al asunto y menos frescura.

Dirigida de manera eficiente, dicho en su aspecto más negativo, por Alan Taylor, ganador de un Emmy por su trabajo en la serie de HBO, y escrita por Chase junto a Lawrence Konner. Santos Criminales (Los santos de la mafia), para bien o para mal, desafía las expectativas de lo que una precuela de Los Soprano podría prometer. No es una mirada cercana a los años de formación del jefe de la mafia de Nueva Jersey, Tony Soprano. Al menos no de manera directa.

Interpretado de niño por William Ludwig y en su adolescencia por el hijo de James Gandolfini, Michael Gandolfini, Tony es un observador secundario en una historia sobre el ambicioso Dickie Moltisanti, Alessandro Nivola. Este último es un personaje recordado con cariño por Tony en la serie como su gran mentor, desaparecido mucho antes de que esos patos acabaran en la piscina de la familia Soprano.

*La voz de los muertos

Santos Criminales (Los santos de la mafia) está narrada por Christopher Moltisanti, Michael Imperioli, cuyo apellido se traduce del italiano como "muchos santos", de ahí el título original, The Many Saints of Newark. El plano inicial es una lenta panorámica a través de un cementerio de lápidas charlatanas. Dejando la insinuación de dimensión espiritual eterna, de una serie atormentada por los recuerdos de los muertos.

En ese aspecto, la idea de Chase para una precuela tiene sentido, visitar las vidas de aquellos que dieron paso al ascenso de Tony en la gestión de residuos. Santos Criminales (Los santos de la mafia) en general tiene menos interés directo en el tono humorístico que la serie. Aún así podemos ver retazos de ese humor negro, como en la mención de Christopher acerca de su muerte y la asfixiante relación con su tío.

El extraordinario trabajo de Chase para hacer evolucionar personajes e historias a lo largo de extensos arcos pierde eficiencia en un formato de dos horas. Parte de lo que hizo de Los Soprano un drama tan sensacional fue que consiguió hacernos empatizar con personas reprobables. Aquí no hay espacio para respirar o profundidad de personajes, ni para generar simpatía en el espectador, y Chase no es capaz de buscar alternativas. Como suele ocurrir con los grandes nombres de las series, el salto a la pantalla grande no va acompañado de un gran trabajo.

*Dickie como ejemplo

Alessandro Nivola consigue una actuación convincente como padre de Christopher, Dickie Moltisanti. Una figura apuesta con trajes perfectamente diseñados, que maneja las apuestas de finales de los sesenta en Newark, Nueva Jersey. Dickie confía en su antiguo compañero de equipo de fútbol en el instituto, Harold McBrayer, Leslie Odom Jr. como ejecutor para cobrar los pagos.

Es una relación tumultuosa, mal vista por el resto de italoamericanos y con claros síntomas de final abrupto. Particularmente a raíz de los disturbios por el mortal asalto policial a un taxista negro, y el aumento de la conciencia política impulsada por el movimiento Black Power.

Con el padre de Tony, Johnny Soprano, Jon Bernthal, en prisión durante la adolescencia temprana del chico, el amigo de la familia y socio comercial Dickie se convierte en el modelo a emular. Una escena en la que Tony conversa con la orientadora del instituto ofrece un irónico presagio de las sesiones del mafioso adulto con la doctora Melfi, Lorraine Bracco. Y como casi todas las referencias directas, resulta más ridícula que acertada.

Pero la historia principal, por suerte, se centra en los conflictos de Dickie cuando su violento e irascible padre, Hollywood Dick Moltisanti, Ray Liotta, regresa de Nápoles con su joven esposa, Giuseppina, Michela De Rossi. La muerte de Dick Moltisanti padre, en una de las mejores escenas de la película, deja a su hijo en una delicada situación.

*Torpeza en la mezcla

El guion de Santos Criminales (Los santos de la mafia) trata de mostrar las tensiones raciales de la época, primero con la ilustración de los disturbios de Newark, y después con las reacciones de algún personaje al descubrir residentes negros en su vecindario. Como figura central en este hilo, Odom es, una presencia imponente, pero la historia de Harold sigue resultando de interés secundario para Chase y Konner, incluso cuando le pisa los pies a Dickie tanto personal como profesionalmente. Es un intento de introducir el conflicto social que acaba resultando forzado más que una parte natural del desarrollo narrativo.

Como personaje, Dickie refleja en muchos sentidos al Tony de Los Soprano, dividido entre las responsabilidades del crimen organizado y la familia. Con una moral lo suficientemente laxa para reconciliar años de infidelidad. También es dependiente de un confidente para aliviar sus dudas personales, aunque de manera muy selectiva en qué partes de la verdad comparte. Su particular versión de terapeuta es un observador mordaz y con un desapego por la realidad bastante curioso.

*Los inicios de la banda

Por mucho que la trama se centre en Dickie y, en menor medida, en Harold, y la acción sea impulsada por los actores magnéticos que los interpretan, la historia también es un mosaico de viñetas que representan la vida familiar y el pequeño círculo de asociados de confianza, que se convertirá en la banda de Tony.

Y aquí nos encontramos con lo peor del metraje, la parte que resulta incluso ridícula en varios momentos. Paulie, Billy Magnussen, Silvio, John Magaro, y Big Pussy, Samson Moeakiola, no pueden escapar a la sensación de interpretar versiones paródicas de sus personajes icónicos.
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Escrito por Juan Avilés Torres
Cinemagavia
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