*Menudo es mi padre

El último hijo se enfoca en el siglo XIX, en Sierra Nevada, California. En esta historia, Isaac Lemay (Sam Worthington), ha comenzado una cruzada homicida, en la que pretende dar caza a todos sus descendientes, debido a la profética maldición de un chamán apache. Esta profecía, vaticinaba su muerte a manos de uno de sus hijos. Y claro, su primer impulso ante esto, es coger su revolver y buscarlos a todos para cargárselos, antes de que alguno de ellos lo haga primero.

El problema, es que uno de ellos, Cal (Machine Gun Kelly), es incluso peor que su padre. Un Bandido sin escrúpulos, que junto a sus secuaces, va dejando un rastro de muerte y sangre a su paso. Esto llama la atención de multitud de cazarrecompensas y del inquietante sheriff Solomon (Thomas Jane), que los persiguen por todo el condado para detenerlos.


Esta es una premisa bastante interesante, que de haber profundizado más en su guion, hubiera sido capaz de causar mejor resultado que el visto. Ya que, a pesar de mostrar una historia con mucha crudeza, apenas explora con sus propios protagonistas, ni con la trama central, más allá de la propuesta inicial, que queda bastante clara desde el principio. Lo que da la sensación de un relato resumido a medias, o al menos sin acabar. Mostrando lo básico para que el público pueda seguir el argumento sin problemas, pero con evidentes faltas que se echan de menos, que rellenan con elementos que no son necesarios, para terminar con un final que se veía venir de muy lejos; y que deja sabor a poco.

El último hijo no tiene un mal guion, es solo que simplemente se queda más corto de lo que podría haber sido. Y más si tenemos en cuenta que la idea inicial, y el desarrollo de la misma no iba mal enfocado ni encaminado.

*Un género difícil de retomar

Con El último hijo (The Last Son), Sutton pretende devolver el interés de la audiencia por el western, algo ya de capa caída desde hace años, y que hemos visto en cine y televisión hasta la saciedad. Por ello, y para generar la atención en el público actual, el guión, la ambientación, y la originalidad deben ir de la mano. De lo contrario, solo obtenemos otra película más entre una inmensa multitud, que toma como referencia los tópicos acostumbrados de este ya curtido género cinematográfico.

No hay malas interpretaciones en esta producción, es solo que a los actores y actrices se les ha preparado para papeles nada originales ni innovadores. Siendo tan solo espejos de lo acostumbrado en este tipo de producciones. Lo cual es decepcionante, viendo el buen material y los buenos intérpretes con los que cuentan en sus filas. Todo para desaprovecharlos en personajes que no llegan a cuajar, y que, francamente, podrían haber dado mucho más de sí.

La música y el entorno en El último hijo acompañan bien las escenas, eso es algo que si se puede destacar en este filme. Provocando cierta tensión en determinados momentos, y facilitando la introducción en esa lúgubre y fría atmósfera. Lástima que tanto el desarrollo de la trama, como el enfoque de sus protagonistas no llegue a lo esperado, porque tiene momentos de acción muy bien llevados, pero decae en otros sobrantes o que pierden el ritmo en exceso, lo cual es difícil de ignorar. Realmente en determinados aspectos esta película aspiraba a mucho; y sin embargo se queda por el camino en un aprobado raspadillo.

*Conclusión

El último hijo (The Last Son) es un drama del género western con una buena premisa y una buena ambientación, pero que por desgracia da la impresión de haberse quedado corto. Con una historia interesante y un desarrollo que no va mal encaminado, su resultado final acaba por defraudar por sus personajes arquetipos y su falta de profundidad tanto de los protagonistas como de su trama principal.

El último hijo tiene muy buenas escenas de acción, pero en cambio también hay momentos que hacen que decaiga en exceso, como para no tenerlo en cuenta, Es una buena idea que podría haber dado mucho más de sí, pero que sin embargo se queda en el camino entre una inmensa multitud de semejantes, que no llega a sorprender ni asombrar, a pesar de sus buenos detalles y su crudeza. Podría haber aspirado a mucho más de lo que ha terminado siendo.

Escrito por Javi Sardi