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Voto de Cinemagavia:
9
Bélico. Drama El 21 de marzo de 1945, la Royal Air Force británica se embarcó en una misión para bombardear la sede de la Gestapo en Copenhague. La redada tuvo fatales consecuencias, ya que algunos de los bombarderos atacaron accidentalmente una escuela y más de 120 personas murieron, 86 de las cuales eran niños.
20 de marzo de 2022
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Un guion impecable

Una sombra en mi ojo tiene un guion y una puesta en escena maravillosa. Así, para empezar. Los primeros cinco minutos de metraje son poesía visual; un simple silbido alegre y relajado, seguido de una ráfaga de disparos y un cambio de tono brusco y violento. Ese principio anuncia lo que está por venir, una película de una ejecución excelente, pero estremecedora.

Lo primero que me llama la atención es el uso brutalmente honesto de la música y el sonido en esta película; solo se utiliza música en los momentos necesarios y de mayor impresión dramática, dejando al sonido real y mundano tomar protagonismo en la mayoría de las escenas. Ese es el impacto de la sutileza, es por eso por lo que se dice que en el cine “menos es más”.

A parte de escribir unos diálogos atrayentes, Ole Bornedal, quien además de ser el director es también el guionista, toma la brillante decisión de contarnos los hechos históricos en los que está basada la película nada más empezar. Así, sin más, sin secretos, sabemos lo que ocurrirá, pero aquí viene lo mejor: no tienes ni idea de cuándo, ni cómo. Saber lo que ocurre y tener que esperar a que ocurra es un tanto desesperante, te tiene en la punta del asiento gran parte de la película, y ese es el ingrediente perfecto para generar tensión.

*Personajes espléndidamente orquestados

No es fácil escribir una historia coral. Muchas veces las tramas de los distintos personajes no son de importancia o se descuelgan de la principal en algún momento. Una sombra en mi ojo, no solo domina bien el uso de los personajes, sino que los maneja a todos de forma magistral hasta el final de sus tramas.

Personas que no se conocen de nada, con vidas, motivaciones y mentalidades distintas, se van tropezando unos con otros por el camino hasta llegar juntos a un mismo destino. Consiguen dar importancia a todas las tramas por separado hasta que inevitablemente estallan juntas en una sola. Han dotado a cada personaje de una función y objetivo bien claros, y esa es, sin duda, la clave del éxito de este guion.

Un gran ejemplo de ello es Fanny Bornedal, quien juega un papel clave en la historia. Su personaje, una joven monja con remordimientos, es la personificación de la moral, una mirada a la religión en tiempos de tragedia; quién es el ángel y quién es el demonio, qué está bien y qué está mal. Aunque cuestiona su propia fe, se encarga de dirigir a otros personajes hacia el camino correcto, incluso cuando ella misma se encuentra perdida en un mar de dudas y culpas.

Realmente, describiría a esta película como una orquesta sinfónica; cada instrumento, perfectamente afinado, sabe en qué momento debe tocar, creando un crescendo cada vez más asfixiante

*Nadie entiende mejor a un niño, que otro niño

Henry, Rigmor y Eva son las tres luces de Una sombra en mi ojo. Hay muchos personajes, pero ninguno de ellos nos deja ver la cruel realidad de la guerra como la mirada de un niño. Empezamos la película con Henry, quien, en mi opinión, tiene el arco más satisfactorio y bonito de todos. Su personaje es la viva imagen de las secuelas que deja la guerra, de la crueldad de la violencia y el miedo. Gracias a Henry, conocemos a su prima Rigmor, una niña alegre, extrovertida e imaginativa que nos regala una mirada fantasiosa al mundo - a veces un tanto confuso - de los adultos. Eva, por otro lado, pequeña pero decidida, ve las cosas tal y como son y, aunque no las entienda, definitivamente las siente.

El vínculo que crean estos tres personajes nos regala momentos de paz en un contexto de guerra. Seguir sus pasos nos adentra con más profundidad al momento histórico que están viviendo, además de generarnos malestar sabiendo lo que está por venir. Elegir a tres niños como protagonistas es la mejor y más cruel decisión de la película; te encariñas con ellos, deseas que sus objetivos se cumplan y por encima de todo, que no sufran ningún daño. Al fin y al cabo, en las guerras, quienes más sufren, son los más inocentes.

*Conclusión

Dejando de lado el magnífico guion y el control de sus elementos, hay que admitir que es una película difícil de digerir, y mucho más en la situación actual que estamos viviendo con el conflicto en Ucrania. Las películas ambientadas o basadas en la Segunda Guerra Mundial son duras de por sí, pero cuando el foco de la tragedia se centra en los más pequeños, es nada menos que desolador.

Me quedo con el buen trabajo detrás de Una sombra en mi ojo; la dirección, la interpretación por parte de todo el reparto y el mensaje que lanza a un mundo que ahora mismo no parece haber cambiado tanto: No importa el bando, los que sufren son siempre los que menos lo merecen.

Escrito por Gemma Rubio Massó
Cinemagavia
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