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Voto de Cinemagavia:
8
7,6
233
24 de mayo de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La hierba muerta de invierno
Cuando en la escuela de un pequeño pueblo perdido de la mano de Dios en algún lugar de Turquía, dos profesores son acusados de “ser demasiado cariñosos” con ciertas alumnas de séptimo grado, Samet y Kenan deberán limpiar su nombre a cualquier precio. Con la posterior aparición de Nuray, una mujer inválida que hará que se demuestre la verdadera cara de estos dos hombres, la oscuridad interior de estos saldrá a relucir.
Con una premisa como esta arranca una descomposición personal y afectiva, que conseguirá desnudar a los personajes y hacernos ver, conversación a conversación, su verdadera cara. El dúo de profesores verá su amistad comprometida por una serie de mentiras, que sumado a un triángulo amoroso, aumentará la tensión entre ellos. De manera subliminal y sibilina, la podredumbre de la envidia y la traición les llegará mientras mantienen una gran sonrisa. Desasosegados por su situación, su tiempo y su entorno, estos docentes lucharán por no marchitarse como la hierba que acuña el film.
*La hierba seca de verano
Estructuralmente perfecta y narrativamente reposada, Nuri Bilge Ceylan vuelve a exponernos a largas y profundas conversaciones que darán sentido a todo lo que la narrativa oculta a propósito. Las tres horas de metraje dan comienzo con una extensa presentación de los pivotes sobre los que girará la historia, mostrando los contrapesos que harán estabilizarse a los protagonistas - o quizá todo lo contrario-. Un desarrollo tanto personal como profesional mueven los hilos para que una gran cantidad de situaciones íntimas puedan llevarse a cabo, en una lucha entre la moral y el deseo.
El anhelo, descarado y egoísta, hará acto de presencia en todas las escenas de Sobre la hierba seca, mientras sus cenizas teñirán los ya desesperanzados corazones de quien lo contenga. En una constante búsqueda de alumbrar la oscuridad de su ser, el protagonista (un espectacular Deniz Celiloglu) se perderá en una búsqueda frustrada de conexiones reales, entendimiento y amor en un entorno hostil y despiadado.
Todo cambia de rumbo cuando se afianza el personaje de Nuray, interpretada por Merve Dizdar y ganadora del premio de Mejor actriz en Cannes por su actuación. El contrapeso del dúo de profesores se verá en un triste pozo del cual no puede salir: No se puede marchar de una ciudad donde no es feliz, mientras se acostumbra a su invalidez por haber sufrido un atentado. Luchadora social e idealista, Nuray destaca como una figura con osadía y tozudez, pero lamentablemente atacada profundamente por la desesperanza. Nada de lo que tiene es como quiere, a la vez que se agota de sus propias ensoñaciones y deseos. Como Fernando Pessoa dijo una vez: “Se retira uno tan cansado de un sueño como de un trabajo visible. Nunca se vivió tanto como cuando se pensó mucho”.
Aunque quizá abuse demasiado del mismo tipo de diálogo, Ceylan sabe como escribir y dirigir una película de este calibre, monumental en lo psicológico y sencillo en lo técnico. La quietud de la realización contrasta con lo convulso de la trama, demostrando así una vez más el talento del director. Un drama psicológico y desalentador que nos hace reflexionar sobre el deseo, el desasosiego, la traición y la misantropía.
*Conclusión
En resumen, estamos hablando de una gigantesca obra que durante tres horas reflexiona sobre el desaliento y las conexiones humanas, mientras que Nuri Bilge Ceylan demuestra la conservación de su unicidad en cuanto a dirección y guion, que hacen de una cinta potencialmente anodina en toda una odisea psicológica.
Escrito por Mario Peña Pérez
Cuando en la escuela de un pequeño pueblo perdido de la mano de Dios en algún lugar de Turquía, dos profesores son acusados de “ser demasiado cariñosos” con ciertas alumnas de séptimo grado, Samet y Kenan deberán limpiar su nombre a cualquier precio. Con la posterior aparición de Nuray, una mujer inválida que hará que se demuestre la verdadera cara de estos dos hombres, la oscuridad interior de estos saldrá a relucir.
Con una premisa como esta arranca una descomposición personal y afectiva, que conseguirá desnudar a los personajes y hacernos ver, conversación a conversación, su verdadera cara. El dúo de profesores verá su amistad comprometida por una serie de mentiras, que sumado a un triángulo amoroso, aumentará la tensión entre ellos. De manera subliminal y sibilina, la podredumbre de la envidia y la traición les llegará mientras mantienen una gran sonrisa. Desasosegados por su situación, su tiempo y su entorno, estos docentes lucharán por no marchitarse como la hierba que acuña el film.
*La hierba seca de verano
Estructuralmente perfecta y narrativamente reposada, Nuri Bilge Ceylan vuelve a exponernos a largas y profundas conversaciones que darán sentido a todo lo que la narrativa oculta a propósito. Las tres horas de metraje dan comienzo con una extensa presentación de los pivotes sobre los que girará la historia, mostrando los contrapesos que harán estabilizarse a los protagonistas - o quizá todo lo contrario-. Un desarrollo tanto personal como profesional mueven los hilos para que una gran cantidad de situaciones íntimas puedan llevarse a cabo, en una lucha entre la moral y el deseo.
El anhelo, descarado y egoísta, hará acto de presencia en todas las escenas de Sobre la hierba seca, mientras sus cenizas teñirán los ya desesperanzados corazones de quien lo contenga. En una constante búsqueda de alumbrar la oscuridad de su ser, el protagonista (un espectacular Deniz Celiloglu) se perderá en una búsqueda frustrada de conexiones reales, entendimiento y amor en un entorno hostil y despiadado.
Todo cambia de rumbo cuando se afianza el personaje de Nuray, interpretada por Merve Dizdar y ganadora del premio de Mejor actriz en Cannes por su actuación. El contrapeso del dúo de profesores se verá en un triste pozo del cual no puede salir: No se puede marchar de una ciudad donde no es feliz, mientras se acostumbra a su invalidez por haber sufrido un atentado. Luchadora social e idealista, Nuray destaca como una figura con osadía y tozudez, pero lamentablemente atacada profundamente por la desesperanza. Nada de lo que tiene es como quiere, a la vez que se agota de sus propias ensoñaciones y deseos. Como Fernando Pessoa dijo una vez: “Se retira uno tan cansado de un sueño como de un trabajo visible. Nunca se vivió tanto como cuando se pensó mucho”.
Aunque quizá abuse demasiado del mismo tipo de diálogo, Ceylan sabe como escribir y dirigir una película de este calibre, monumental en lo psicológico y sencillo en lo técnico. La quietud de la realización contrasta con lo convulso de la trama, demostrando así una vez más el talento del director. Un drama psicológico y desalentador que nos hace reflexionar sobre el deseo, el desasosiego, la traición y la misantropía.
*Conclusión
En resumen, estamos hablando de una gigantesca obra que durante tres horas reflexiona sobre el desaliento y las conexiones humanas, mientras que Nuri Bilge Ceylan demuestra la conservación de su unicidad en cuanto a dirección y guion, que hacen de una cinta potencialmente anodina en toda una odisea psicológica.
Escrito por Mario Peña Pérez