*El Bueno de Val

Sinceramente, algunos de mis primeros recuerdos de infancia están directamente asociados con Val Kilmer. Y más concretamente, por encarnar a Batman en la película dirigida por Joel Schumacher, Batman Forever (1994). Más allá de que personalmente considere como digna de reivindicación dicha película (que en realidad retomaba el espíritu más pulp sesentero de Batman y lo mezclaba con las luces de neón de los años noventa), lo cierto es que fue allí donde empecé a tomarle cierto cariño por Val Kilmer.

Obviamente no sabía nada de él, y a pesar de que yo era muy pequeño, es cierto que notaba que no era el mejor actor sobre la tierra. Y sin embargo, el bueno de Val Kilmer tiene algo que otros actores no tienen, y es saber despertar en el espectador cierta simpatía, un carisma innato que desde luego muchos actores no tienen ni consiguen desarrollar nunca, porque es un don con el que se nace. Val Kilmer es uno de esos tíos que nos caen bien, a pesar de que no sepamos prácticamente nada de él, como por ejemplo, de la trágica muerte de su hermano menor cuando contaba solo quince años de edad.

Y es que Val Kilmer no es Marlon Brando (con quién compartió rodaje en la infausta película, la Isla del Dr. Moreau), pero si el documental merece ser visto es precisamente porque está impregnado de aspectos personales que van más allá de la mera trayectoria cinematográfica y del negocio de Hollywood. En ese sentido, Val puede verse como un canto a la vida misma.

*Retazos de una Vida

El documental Val está grabado al más puro estilo Jonas Mekas. Y es que desde que prácticamente era un adolescente, Val Kilmer rodaba, con diferentes cámaras, todos los detalles de su vida, incluyendo los más nimios. La película hace un recorrido lineal de su carrera cinematográfica, empezando desde sus orígenes y hasta su declive como estrella Hollywoodiense, utilizando en gran medida este material que es prácticamente inédito (se tienen filmaciones por ejemplo, de una obra de teatro en la que el actor compartió reparto con otros jovencísimos Kevin Bacon y Sean Penn). Obviamente se intercalan también noticias y metraje de dichas películas, y a la vez se muestra el presente, con un Val Kilmer ya muy anciano y agotado por un cáncer de garganta.

Como decíamos, el documental Val gana enteros cuando nos muestra esa faceta personal del actor, que es con la que puede empatizar cualquier ser humano, más allá de la profesión tan especial como es la de Val Kilmer. Impedido por el cáncer, es el propio hijo del actor quien relata sus pensamientos, en un recurso funciona emotivamente.

*Detalles

Es curioso ver como el propio Kilmer admite que no ha tenido una gran trayectoria en comparación con sus ídolos de juventud, u otros detalles como el rechazo de seguir interpretando a Batman, un papel del que no se siente especialmente orgulloso. También resulta interesante la preparación del actor para interpretar a James Morrison, en la película de The Doors.

*Conclusión

No estamos ante el documental del mejor actor del siglo, pero Val sabe conquistar el corazón de los espectadores por otras vías. La trágica vida del actor y ese carisma innato son suficientes alicientes para que Val sea una película documental capaz de cautivar a cualquier espectador, sea o no fan del actor o de sus películas.

Escrito por Guillermo Sánchez Ferrer