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Voto de Cinemagavia:
8
Thriller Llueve copiosamente y en la calle no hay un alma. Araujo está refugiado bajo el alero de un local cerrado. Delante está la fachada del Banco Río. Es viernes 13 de enero de 2006. Los francotiradores del Grupo Halcón están a la espera de una orden. Más de tres centenares de policías diseminados por el lugar aguardan la voz de su jefe. Miguel Sileo, el negociador, deja diluir las esperanzas de que Vitette, uno de los líderes de la banda de ... [+]
26 de agosto de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Cociendo a fuego lento

El cine argentino, desde hace ya tiempo, tiene una presencia mediática admirable. Por lo cual, no es extraño que El robo del siglo se haya convertido en una de las películas más esperadas de 2020. Basada en un caso real, la principal premisa de la película va presentando al espectador la tela de araña que se va tejiendo sobre uno de los casos más polémicos del continente americano. Desde el principio, el libreto se plantea desde una comedia sarcástica e irónica. No obstante, no deja de lado los momentos de mayor carga dramática, por lo que se muestra el buen equilibrio que mantiene entre las distintas tramas que forman la historia principal. Aun así, durante el primer tercio del film, le cuesta más arrancar, algo que sabe encarrilar durante su desenlace, que es un festín de fuegos artificiales.

Por otro lado, la forma en la que va presentado a sus protagonistas, hace que el público pueda conocer el trasfondo que se escondía detrás. Sin embargo, hay varios personajes donde se echa en falta una mayor profundidad. La razón no es otra que no se cohesionan todas las piezas de una forma tan orgánica y hubiera sido un acierto darle un poco más de unión. A pesar de ello, al tener al frente dos personajes con tantas aristas, el carisma sigue estando en la identidad del film. Después, es innegable que tener al propio Fernando Araujo como guionista ha sido todo un acierto, sacando lo máximo del caso real. De esta manera, se adapta a una narrativa accesible y llena de vigorosidad. Por lo cual, tiene ese aspecto de verosimilitud ficcionada, que ha sabido afrontarlo desde una espectacularidad interesante y que funciona perfectamente.

*Los cerebros del delito

Otro de los puntos que más llama la atención es el gran elenco que forma parte de El robo del siglo. En primer lugar, Diego Peretti es uno de los principales actores de la cinta. Demuestra desde el primer momento la comodidad que siente con su personaje, con un manejo de la expresividad suave y lleno de personalidad. Además, mantiene el carácter liviano de su personaje, pero sin perder la fuerza para ser el principal sostén de la película. Aun así, hay matices desde el guion que rebajan el impacto que causa en el espectador. Después, Guillermo Francella es brillante, siendo una de las mejores interpretaciones del film. Energético, con carisma y con una capacidad infalible para controlar la potencia de su papel. A ello se le une la presencia y elegancia escénica, que redondea su peso en el film y arrasa.

Por otro lado, Pablo Rago aborda su personaje desde una naturalidad infalible. De esta forma, consigue mantener la atención del público y se convierte en un perfecto acompañante. También hay que añadir que en su propia interpretación hay una cercanía que se hace tangible. No ocurre lo mismo con Mariano Argento y Rafael Ferro, los cuales al estar en un perfil más bajo, no terminan de poder demostrar su calidad interpretativa. Lo poco que se puede analizar, se ven unas actuaciones notables y acorde al resto del reparto. En consecuencia, se queda la duda de si se podría haber sacado más de sus trabajos. Por último, Magela Zanotta sale en apenas un par de secuencias, pero no acaba de empastar con el resto de interpretaciones. Da una sintonía que no atrae del todo. Por suerte, el reparto coral realiza un trabajo magnifico, donde navega ese flujo de actividad constante espléndido.

*Estilo a lo Hollywood

Una de las sorpresas más gratas de El robo del siglo es su impecable fotografía. Lejos de conformarse con una factura más humilde, se lanza ante un espectáculo de imagen y de planos en gran dimensión. Esta estrategia triunfa y, para ello, lo conduce con el fin de fabricar un significado visual y estético efectivo. Por lo cual, su justificación hace que se compruebe el gran trabajo de organización que hay detrás. A estos detalles artísticos tan trabajados, hay que sumarles la buena disposición de la dirección artística. Sin perder de vista la rigurosidad histórica de los eventos acontecidos, ofrece también un sello de identidad propio y no cae en la normatividad estándar. Uniéndose en un conjunto, da un resultado que se convierte en puro magnetismo atractivo, que engancha fácilmente al espectador.

Sin embargo, no sucede lo mismo con la composición sonora. Durante la primera mitad del film, mezcla unos géneros que no terminan de obtener una coherencia bien elaborada. En cambio, durante la segunda mitad se va recomponiendo y se retoma una buena conexión entre la imagen y la música. Gracias a ello, esas flaquezas de la primera parte, se suplen y mejoran de forma satisfactoria. Después, el montaje del propio film es vertiginoso, lleno de actividad y de dinamismo. Hay que destacar sobre todo la principal vía de acción del film, donde se establece una coreografía muy interesante y un ritmo frenético, pero sin desbocarse. Se ve una influencia hollywoodiense en la forma de constituir ese frenesí ágil y al exponer un film de estas características. No obstante, no caen en la imitación, manteniendo ese carácter del cine argentino tan propia.

*Conclusión

El robo del siglo es una película que sabe sacar partido a una realidad ficcionada, de un caso de gran interés. Además, los personajes protagonistas tienen un buen bagaje narrativo, aunque flanquean en los personajes secundarios, que no terminan de encontrar su fin. Aun así, la perspectiva se plantea desde un montaje dinámico, lleno de fuegos artificiales y un ritmo vertiginoso. Se puede percibir ese carácter de show del cine hollywoodiense, pero sin perder su propio sello de identidad. Después, hay que aplaudir la gran labor de Diego Peretti, Guillermo Francella y Pablo Rago, los cuales están fantásticos. Un espectáculo de variedades que triunfa por su ejecución y se convierte en un ejercicio de pura acción que no tiene desperdicio.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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