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Voto de Cinemagavia:
7
Thriller. Terror. Drama Distrito de St. Pauli, Hamburgo, años 70. Un barrio de ambiente nocturno frecuentado por bebedores, prostitutas, adictos al juego y otras almas solitarias. A primera vista, Fritz "Fiete" Honka es un perdedor. El hombre de la cara deformada deambula por las noches buscando mujeres solitarias en el antro del barrio, "El guante dorado". Nadie entre los asiduos sospecha que el aparentemente inofensivo Fiete, es en realidad un monstruo. (FILMAFFINITY) [+]
31 de diciembre de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El realismo sucio que impregna «El Guante Dorado»

La principal baza de El Monstruo de St. Pauli es ese realismo sucio y el retrato de una sociedad decrépita, pero no profundiza como debería ni en la psicología de los personajes ni en el contexto histórico que los rodea. Hay que recordar que los hechos suceden a principios de los 70, una época en la que el barrio de St. Pauli se conocía como el Barrio Rojo de Hamburgo, un lugar donde se concentraba gran parte de la vida nocturna de la ciudad, pero también la prostitución, las drogas y la delincuencia. Uno de los locales de aquella época que frecuentaba Fritz «Fiete» Honka era Der goldene Handschuh (El Guante Dorado).

El ambiente de ese bareto inmundo es otro aspecto perfectamente reflejado por Fatih Akin en su película. Un local lleno de borrachos, vagabundos y mujeres cincuentonas que se prostituían a cambio de un poco de alcohol con el que poder mitigar sus carencias afectivas. El lugar perfecto para que un asesino acomplejado por su físico encontrara mujeres que le acompañaran a su casa para seguir bebiendo, su predilección era encontrar mujeres más bajas que él y sin dientes.

*Una sociedad marcada por las secuelas psicológicas de la Segunda Guerra Mundial

Pero el aspecto más interesante de ese ambiente malsano y decadente es el legado de las secuelas psicológicas de la Segunda Guerra Mundial que aún perduraba entre el hedor a tabaco y whisky barato, incluso hay un orgulloso ex-oficial de las SS (Las Schutzstaffel) entre la clientela habitual que protagoniza una tensa secuencia en los baños del local con un joven ingenuo que no sabe muy bien donde se mete.

El Monstruo de St Pauli tampoco quiere profundizar en ese tema, pero tanto el asesino como la mayoría de las prostitutas asesinadas, habían pasado su infancia o adolescencia en campos de concentración nazi. Y es que la película se centra solo en el periodo en que Honka cometió sus asesinatos, obviando tanto su pasado como lo que sucedió después. En la vida real, por ejemplo, estuvo casado dos veces y tuvo dos hijos, y la deformidad física de su cara no es de nacimiento si no que proviene de un grave accidente de coche. Creo que había un trasfondo histórico mucho más interesante para explorar ahí.

*Fatih Akin y su Hombre del Saco particular

Fatih Akin es un director alemán de origen turco que vivió su infancia en el mismo barrio donde se cometieron los crímenes, convirtiéndose Honka en una especie de Hombre del Saco para los niños de su generación. Es posible que fuera eso lo que le motivó a trasladar en imágenes esta historia tras el éxito cosechado con películas como Contra la pared (2004), Al otro lado (2007), Soul Kitchen (2009) y, especialmente, Aus dem Nichts (In the fade) (2017), donde nos mostraba la venganza de una mujer tras perder a su familia en un atentado terrorista.

En la mayoría de ellas, el aspecto social influye en los personajes y en su toma de decisiones de manera decisiva, sin embargo, en El Monstruo de St. Pauli, el director se dedica exclusivamente a reflejar la podredumbre y la miseria, no tanto la influencia del entorno en sus personajes. ¿Quién es Honka? ¿De dónde ha salido alguien así? Son preguntas que no encontrarán respuesta en la película.

*La verdadera controversia de la película

Todo eso me llevó a plantearme una encrucijada moral mientras veía El Monstruo de St. Pauli. ¿Es suficiente y/o necesario regocijarse tanto en los crímenes cometidos y no plantearse ninguna otra cuestión para entender por qué se produjeron? A Fatih Akin parece no importarle y se centra según él mismo en realizar una película de terror, aunque yo diría más de horror que de terror.

Estoy de acuerdo en que la maldad existe y no siempre hay que buscarle justificación. Sin embargo, el director sí que parece justificar a su personaje cuando nos muestra cómo comete todos sus asesinatos bajo los efectos de las borracheras, mientras que en la corta época que se muestra sobrio se comporta como una persona más o menos normal, siendo precisamente una mujer la que le incita a beber de nuevo y volver a convertirse en el monstruo que lleva dentro.

Esta parte es la que me parece más controvertida y peligrosa de la película, mucho más que lo salvaje y desagradable que pueden ser las imágenes de los asesinatos o la degradación y estulticia moral que se nos representa de forma constante en pantalla.

Creo que Fatih Akin patina en esa parte de su relato y su ambigüedad, también al no abarcar el personaje en toda su magnitud. Es cierto que una película de terror no necesita explicarlo todo, pero esta es una película de terror basada en personas que existieron en la vida real y de las que incluso nos muestra sus fotos en los créditos finales.

*Conclusión

El Monstruo de St. Pauli es una película de horror, basada en hechos reales, que no te dejará indiferente. Es incómoda y desagradable, con escenas de asesinatos explícitas, y un retrato perfecto de una sociedad decadente y putrefacta.

Tiene una interpretación prodigiosa del joven actor alemán Jonas Dassler interpretando a Fritz «Fiete» Honka, asesino en serie alemán que mató y descuartizó al menos a cuatro prostitutas en el Barrio Rojo de Hamburgo a principios de los años 70. Todos los intérpretes secundarios realizan igualmente un trabajo meritorio y destacable.

No es una película para todos los públicos ni para todos los estómagos y puede herir sensibilidades. A nivel técnico y de ambientación la película es impecable, pero se echa en falta una mayor capacidad de profundizar en los aspectos psicológicos y, también, en los efectos del peso del pasado que puede tener en el entorno en que se mueven esos personajes.

Escrito por Daniel Farriol
Cinemagavia
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