Roman Polanski dio su más grande golpe en la industria del cine con esta película que marcaría un antes y después en su filmografía. La película en sí no actúa como una película de terror, sino que hace algo mucho más característico. Gran parte de la película es un drama que no parece mucho, pero la escena de suicidio al inicio y la pesadilla que Rosemary ya son indicios de que algo grande va a pasar y motiva para ver que es lo que sucede al final. El suspenso y lo intrigante empieza después de estar cerca de los últimos momentos de película y los diálogos junto a algunas escenas que parecen simples se vuelven elementos claves que conducen a lo que le depara al bebe de Rosemary. La historia está bien elaborada en ese aspecto porque solo nos presentan momentos normales de Rosemary y su esposo con indicios ocultos detrás. No intenta a sobrar durante toda la escena, sino que apela al lado psicológico para mantener a la audiencia en espera para el gran momento. La película no parece la gran cosa durante todo lo que sucede porque parece un drama normal, pero requiere de mucha paciensa y detectar las pistas para notar que algo va a suceder, ya que mucho aquí es implícito. En muchos de esos aspectos, la trama actúa como una película de Alfred Hitchcock. Mia Farrow se roba toda la película en su rol de mujer a punto de ser mama que inocentemente está implicada en algo oscuro sin saberlo hasta que algo que cae en sus manos la hace sospechar. La secuencia de la pesadilla de Rosemary es lo más surrealista de la película con un buen montaje. La escena final de la película es claramente lo más icónico y lo que revela el terror detrás de la trama. Rosemary's Baby no calificaría exactamente como una obra del cine de terror, pero es un thriller psicológico bien desarrollado que la hace merecedora de ocupar un lugar especial en el mundo del cine. Mi calificación para esta película es un 9/10.