El cine de Lanthimos me recuerda mucho a aquel cuento/fábula del traje del emperador. Lo más significativo de aquella historia es que nadie se atrevía a decir la realidad, que no había traje, que el emperador había sido engañado. Lanthimos nos muestra una vez más por qué se mantiene a flote su carrera y su reputación. La gente simplemente no quiere ver tu absoluta falta de talento, Yorgos, porque detrás de toda tu pretenciosidad hay simplemente un gran vacío, pero no lo quieren ver. Tienes tan buena reputación que para qué van a aceptar que te ríes en la cara de todos los que vemos tus películas, para qué. Es mucho mejor aparentar que realmente entendemos algo aunque no haya nada que entender. Espero que con el tiempo la gente pueda ser capaz de desenmascarar al farsante que eres. Mientras, yo no dejaré de salir de mi asombro de como a cada bazofia que estrenas la gente se la trata con gusto.