Un gran acierto llevar a la gran pantalla los últimos años de vida del activista gay Harvey Milk; Gus Vas Sant logra realizar un notable trabajo dónde destaca una dirección artística inmejorable y unas interpretaciones soberbias. Sean Penn tendrá en sus manos su segundo Oscar, no cabe duda alguna. Consigue meterse en la piel de Harvey Milk de una manera creible, no abusa de los topicazos y en alguna que otra escena hace que el estómago se te encoja. El resto del elenco no queda eclipsado por Penn, tanto James Franco como Emile Hirsch alcanzan un notabilísimo resultado haciendo de novio y fiel seguidor de Milk respectivamente, sin embargo ni Josh Brolin ni Diego Luna consiguen despertar el carácter de sus personajes haciendo unos ridículos trabajos.
Mención especial para la banda sonora, adquiere su mayor esplendor en la mejor escena de todo el film: el resultado de las últimas elecciones.
Es posible que Gus Van Sant haya intentado realizar este biopic ya que por todos es conocido que este tipo de historias de cara a los premios se alza con muchas nominaciones. Siendo asi debe darse por satisfecho además del éxito que cosechará la cinta.

Lo mejor: el elenco.
Lo peor: lo mismo se puede argumentar en menor metraje.