Amores perros, 21 gramos y Babel conformaban hasta ahora la trilogía sobre el dolor pero hay que afirmar que ese maravilloso triángulo no se ha cerrado dando paso a un cuadrado en el que cuarto lado lo conforma Biutiful.

Era cita obligada, para los amantes del drama, reencontrarse con el director mexicano en su primera aventura sin el apoyo de Arriaga. Y se nota, vaya si se nota. Al texto de Biutiful le falta el alma que desprendían esos 21 gramos que pesaba la vida de Sean Penn o la desesperación en pleno desierto de Adriana Barraza.

Es incuestionable la labor como director de Iñárritu. Un cineasta que plasma el sufrimiento hasta hacerlo sentir propio logrando exprimir a sus actores hasta el punto de cuestionar la ficción de la realidad. El lastre que tiene un director con tres largometrajes a la espalda siendo un éxito cada uno de ellos es propiamente su trabajo. Se espera demasiado de un director como Iñárritu que el no alcanzarlo se confunde con decepción. Pero nada más lejos de la realidad y es que Biutiful no defrauda nunca, tal vez cojea en sus lineas escritas pero supera la prueba de la andanza casi en solitario del mexicano.
En esta ocasión dejamos a un lado, pero a un lado muy cercano, la tierra que vio nacer al director. Woodie Allen nos mostró una cara reluciente y algo falsa de Barcelona mientras que ahora nos brindan el descubrimiento de las zonas más desfavorecidas y menos conocidas de la ciudad condal para adentrarnos en la historia de Uxbal. Un padre de una familia desestructurada por las circunstancias de la vida que un fatídico día recibe la peor de las noticias. La muerte, a la que tantas veces ha escuchado, llama a las puertas de su casa.
Biutiful, sin seguir los patrones de sus antecesoras en cuanto a estructura narrativa se refiere, explora en el sufrimiento más marginal sin dejar de lado la explotación laboral del colectivo inmigrante. (Sobrecogedora alguna que otra escena previsible en el garaje.)
El carácter tan asfixiante de la cinta no permite que abramos la ventana para dejar que entre el aire. Y eso es algo a lo que no todos están dispuestos. Sin embargo contar con un equipo técnico e interpretativo formidable hacen de la cinta un excelente ejercicio fílmico.
Colosal Bardem, brinda la mejor interpretación de su carrera. Soberbiamente dirigido como el resto del reparto,el actor consigue emocionar provocando un nudo en la garganta en más de una ocasión.

Aplaudida en Cannes, Biutiful no está cosechando el éxito esperado por la rabiosa crítica que tiene en la desavenencia entre Arriaga e Iñárritu el mejor argumento para echar por el suelo un trabajo más que digno.

Lo mejor: Javier Bardem y Rodrigo Prieto en la fotografía.
Lo peor: la escena en la nieve sobra.