Esta película del gran Sam Peckinpah más allá de ser violenta, dura, cruda, visceral, impactante, sórdida... cobija en su fuero interno un gran mensaje: la amistad. La amistad de esos seres inadaptados, solitarios, sombríos, conscientes que su futuro, más pronto o más tarde, se entronca con la fatalidad... Lo único que tienen en la vida es el compañero de fatigas, de luchas, de juergas, de borracheras... por ello son capaces de sacrificar la vida por uno de sus amigos si llega el momento y la ocasión así lo requiere, porque a pesar de carecer de cualquier tipo de arraigo sentimental o familiar y de sociabilidad alguna, refugian sus miserias entre sí, son y serán amigos hasta la muerte, y por encima de cualquier sentimiento siempre prevalecerá entre cualquier otro la amistad que les une, porque esa amistad es su compañera de viaje al igual que sus caballos, sus caminos, y sus armas, porque son un grupo, un grupo salvaje, pero un grupo de amigos.