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Drama. Intriga
En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
6 de febrero de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descarnado retrato de un pueblo enfermo por el comportamiento de sus ciudadanos.
El director realiza una brillante tesina sobre la maldad humana; de como la intransigencia religiosa, la excesiva severidad educacional, la desigualdad social o incluso el amor puede ser caldo de cultivo para el odio, la envidia o la venganza. El film no pierde el tiempo en condenar esta conducta humana, en doctrinar con moralejas o castigar a los malechores, en este sentido, no da respiro al espectador.
Si conocimos a Haneke cuando se inscribió a la escuela del mal con la inquietante Funny Games, aquí se licencia con nota, obteniendo un producto mucho más maduro y redondo. Quizás en esta escuela hubo un profesor llamado Lars Von trier y una asignatura llamada Dogville.
A destacar el magnífico trabajo de vestuario y ambientación, no soy historiador ni conocedor de la realidad social o cultural alemana de antes de la primera guerra mundial, pero me imagino que debió ser muy parecida a la que el Sr Haneke nos muestra.
Josef Fritzl, Natasha Campus, por no recordar otros ilustres y siniestros personajes. No quiero ofender al pueblo austriaco, pero me empieza a preocupar por su conducta.
El director realiza una brillante tesina sobre la maldad humana; de como la intransigencia religiosa, la excesiva severidad educacional, la desigualdad social o incluso el amor puede ser caldo de cultivo para el odio, la envidia o la venganza. El film no pierde el tiempo en condenar esta conducta humana, en doctrinar con moralejas o castigar a los malechores, en este sentido, no da respiro al espectador.
Si conocimos a Haneke cuando se inscribió a la escuela del mal con la inquietante Funny Games, aquí se licencia con nota, obteniendo un producto mucho más maduro y redondo. Quizás en esta escuela hubo un profesor llamado Lars Von trier y una asignatura llamada Dogville.
A destacar el magnífico trabajo de vestuario y ambientación, no soy historiador ni conocedor de la realidad social o cultural alemana de antes de la primera guerra mundial, pero me imagino que debió ser muy parecida a la que el Sr Haneke nos muestra.
Josef Fritzl, Natasha Campus, por no recordar otros ilustres y siniestros personajes. No quiero ofender al pueblo austriaco, pero me empieza a preocupar por su conducta.