Esta película tenía un gran desafío: contar la historia de una estrella popular devenida en santa pagana, cuya muerte fue trágica, sin caer en los lugares comunes que este tipo de biopic ha generado. Sin embargo Gilda(no me arrepiento de este amor), va por otro lado: narra la historia desde una óptica feminista, contando la historia de una mujer casada con dos hijos, de clase media, que anhela hacer otra cosa con su vida, y que tiene que pelear contra todo el machismo que la rodea: desde su hogar, con marido y su madre, hasta el ámbito de la movida bailantera, con personajes que de momento dan un miedo real.

En cuanto a lo estrictamente cinematográfico: hay muchas escenas con travelling, que a priori parecería excesivo, pero que ayudan a darle a la historia el drama que necesita. El guión, por su parte, es sólido, narrando una historia emotiva pero sin caer en golpes bajos: la emotividad viene dada por el simple transcurrir de los hechos o por tomas sencillas, simples, sin utilizar métodos efectistas. La actuación de Natalia Oreiro no deslumbra, pero está a la altura de la calidad de film. La banda sonora logra que la cumbia penetre en el alma del espectador, sin importar sus gustos musicales.

Definitivamente una película que hay que ver y de la cual el cine argentino tiene que estar muy orgulloso.