Imaginemos una película cuyo fin es mostrar cuan mala es la adicción a las drogas, pero para eso deben mostrar a los protagonistas consumiendo drogas, en muchas, muchas escenas, como descienden claramente a la adicción con cada cigarrillo de cocaína y cada dosis de marihuana inyectada –o lo que se haga con esas drogas… no soy precisamente un aficionado- como todo en un principio es todo placer hasta que deja de serlo.

O, tal vez, un ejemplo mejor sea una película cuya finalidad sea mostrar que el maltrato animal es malo, lo cruel que es lastimar a inocentes cachorritos, pero para eso la película en la vida real termina con cientos de perritos y gatitos muertos y/o mutilados.

Pues eso es cuties, pero con la hipersexualizacion de las niñas en vez de temas como al maltrato animal o las drogas.

La película tiene puntos a favor, señala de manera efectiva como en una sociedad hipersexualizada las niñas –apenas adolescentes o incluso menores- tienen como referentes a tipas cuya fama viene en gran medida de su atractivo físico, y no hablo solo de cantantes o actrices, échenle una mirada a instagram o tik tok, aplicaciones que han creado en los últimos años aleadas de “famosas” que obtienen contratos con tiendas de ropa y cosas así, solo porque son atractivas y tienen muchos seguidores, y en muchos casos son apenas adolescentes.

Pero luego falla por hacer lo mismo que critica, más específicamente, en la infame escena del baile final, vemos la reacción de los asistentes, de los padres, y es de total rechazo y desagrado a lo que están viendo, y está bien, se supone que nosotros debemos encontrar esta escena también desagradable, se supone que el público debe alarmarse frente a esta clase de bailes hechos por menores, no excitarse, pero es que no solo es el baile final, es el resto de la película, o buena parte de ella, mas allá de los necesario, es la forma en que filma todos los bailes y como filma al grupo de niñas en general, exacerbando el aspecto “sexy” de la situación, tratándose de niñas que no pasan de los 12/13 años, lo cual vuelve a esta película ¿involuntariamente? hipócrita.

No ayuda el hecho de que la protagonista termine siendo desagradable, ella, como una niña musulmana hija de inmigrantes africanos con una cultura muy conservadora –que es precisamente la clase de experiencias y ambiente de la cual proviene la directora- tiene motivos para sentirse angustiada con lo que le pasa, la nueva esposa del padre, sus deseos de encajar, etc, pero termina actuando como una idiota egoísta, y el resto de niñas tampoco son unos ángeles (a su favor todas actúan bastante bien).